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Panorámica. La torre del Pino en primer término y, al fondo, las de la Caleta y Cerro Gordo. J. A.
Acantilados de Maro, las atalayas que vigilaron durante siglos la costa de Nerja y Almuñécar

Acantilados de Maro, las atalayas que vigilaron durante siglos la costa de Nerja y Almuñécar

Las torres del Pino, de la Miel o de la Caleta son algunas de las que formaron parte del sistema defensivo del litoral más abrupto de Málaga

Viernes, 23 de junio 2023, 00:26

Entre Nerja y Almuñécar, en el paraje natural de los Acantilados de Maro no sólo hay un paraje natural de gran valor ecológico y espléndidas calas que parecen sacadas de una postal. Allí también hay un lugar importante para la historia, gracias a la conservación de valiosas torres vigías, que se construyeron entre las aldeas de Maro (Nerja) y La Herradura (Almuñécar).

Algunas fueron construidas durante el convulso período nazarí, mientras que otras se levantaron durante el siglo XVI. En cualquier caso, el objetivo de estas atalayas era el mismo: vigilar desde una zona elevada esta parte del Mediterráneo, muy codiciado durante siglos.

No sólo se usaron en esa época sino también después, hasta el siglo XIX, gracias a la visibilidad tan amplia que ofrecían de la costa. De hecho, muchas de ellas se reforzaron en el reinado de Carlos III.

En total, todavía hoy se conserva en este espacio de indudable valor natural media docena de torres vigías. Éstas están situadas en zonas muchas más elevadas que las que se pueden ver en otros puntos de la costa malagueña.

A casi todas estas atalayas se puede acceder a través de senderos no homologados

Entre estas torres se encuentra la del Río de la Miel, que está semiderruida y muy próxima a la orilla. De hecho, es la que se encuentra más baja de todas ellas.

Apenas queda la mitad de la estructura de lo que fue una atalaya del siglo XVI, situada entre la desembocadura del río de la Miel y el Molino de Papel. Al observarla, hay quien piensa que queda muy poco para que sea derribada por la fuerza del viento o incluso de las olas, ya que se encuentra muy cerca del mar. Como curiosidad, cabe destacar un curioso hallazgo que se hizo en 1944: un depósito de armas de los 'maquis'.

Se puede ver tanto desde la playa como desde uno de los miradores que hay junto a la N-340 a su paso por los Acantilados de Maro. Aunque es muy valiosa, hay que recordar es tan sólo una de la media docena de torres que se conservan en el litoral nerjeño.

Abrupto. Junto a la idílica cala de las Doncellas se puede ver sobre un acantilado la torre de la Caleta. J. A.

Entre las mejores conservadas, está la que se conoce como torre de Maro. Está situada cerca de la aldea del mismo nombre, pero sobre un acantilado que tiene más de cien metros sobre el nivel del mar. En este caso, fue erigida en el siglo XVI. Tiene 11 metros de altura y 23 de perímetro. Es cilíndrica, como era habitual en la época que se construyó. Hoy tiene un fácil acceso gracias a un pequeño sendero que parte desde una de las zonas de estacionamiento habilitadas junto a la carretera N-340.

Algo más alta que la de Maro es la del Pino, que también fue levantada en la misma centuria. En este caso está situada en un saliente de este paraje natural, junto a la conocida como Casa del Italiano. En este caso, se puede observar desde la propia carretera o incluso desde muchos puntos de los Acantilados de Maro, aunque no se puede visitar al estar en una finca privada.

En el extremo más occidental del territorio Nerja y, por tanto, casi en el límite con el de Almuñécar, se encuentra la torre de la Caleta, también del siglo XVI. En este caso, cuenta con un posible acceso por un sendero no señalizado. Se encuentra junto a la cala de las Doncellas. Para llegar hasta allí hay que atravesar un espeso pinar por un camino que baja desde el carril de acceso para la playa del Cañuelo (a pocos metros del aparcamiento). Más al este y ya en territorio granadino, se puede ver desde allí la torre de Cerro Gordo.

Tampoco hay que olvidar otras atalayas más orientales de la propia Nerja, como la torre Macaca y lo que queda de la Torrecilla, en el propio casco urbano.

Patrimonio. La de la Miel es la más deteriorada, pero, al mismo tiempo, es una de las más emblemáticas. J. A.

Esta última tuvo un gran papel de vigilancia durante el siglo XVIII, aunque fue derribada en parte por soldados ingleses en la Guerra de la Independencia, que querían evitar de esa forma que sirviera de refugio para las tropas napoleónicas.

Lo mismo ocurrió con lo que fue hasta entonces conocido como el Castillo Bajo, una antigua fortaleza medieval, que estaba donde el Balcón de Europa. Esa fortaleza, remodelada en el XVIII para incluir una batería defensiva, es recordada en la actualidad con un cañón. También allí se puede ver una estatua del rey Alfonso XII, quien en su visita a Nerja se vio sorprendido por la belleza de sus vistas panorámicas, pudo otear algunas de estas atalayas.

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