Tolox: luz, color y agua en la Sierra de las Nieves

Su territorio es abrupto, colorido y luminoso. Lo saben bien quienes se han adentrado en los caminos que llevan hasta sus cotas más elevadas o hasta las espectaculares cascadas de los ríos y arroyos que lo atraviesan. También quienes pasean por sus tranquilas calles, que deparan bonitos contrastes cromáticos, como el que ofrecen las coloridas macetas y otros elementos frente al blanco de las fachadas de sus casas.

Cabe la posibilidad incluso de adentrarse en lo que fue un día una importante fortaleza árabe, el barrio conocido como la Rinconada del Castillo, donde todavía hoy se adivinan algunos restos de las estructuras del recinto amurallado, como algunos pasajes que hoy están encalados. Se trata de la zona con más historia del pueblo y así se aprecia con el encanto que tienen muchas de sus calles.

Como fortaleza, hay quien sitúa su origen en la época de dominación romana, si bien su importancia fundamental radica en la recuperación como castillo que hizo el rebelde muladí Omar Ben Hafsun. Tras la toma de la villa por parte de las tropas omeyas, Abderramán III ordenó la destrucción del recinto.

Como principal construcción arquitectónica, en Tolox sobresale muy especialmente su iglesia, la parroquia de San Miguel, donde las crónicas aseguran que se refugiaron los cristianos de la villa durante la rebelión morisca del 1568.

Pero, además de visitar sus calles, plazas y monumentos, Tolox invita a conocer su variado territorio a través de una amplia red de senderos homologados, que, en muchos casos, son caminos populares para los propios vecinos.

Así, desde el propio centro del pueblo la señalética oficial de estos itinerarios sugieren excursiones tradicionales que llevan a la Cruz del Padre Ventura, un excelente mirador natural del pueblo, o a la ermita de Nuestra Señora de las Nieves, bajo un frondoso pinar en el que disfrutar de este enclave ecológico, que está protegido tanto como parque natural como Reserva de la Biosfera.

Para llegar hasta esta emblemática capilla también se puede ir por otro itinerario oficial, el del río de los Horcajos, un recorrido circular que, tras pasar junto a la ermita, se adentra aún más en el bosque.

Desde el entorno del conocido balneario de Tolox, situado muy cerca del casco urbano, también parten rutas de senderismo trepidantes, como la que lleva hasta la Poza de la Virgen o la aún más completa y compleja de las Cascadas. Este último recorrido, que es circular y de cierta dificultad, permite conocer los principales saltos de agua que hoy se pueden ver dentro del territorio toloxeño. Entre ellos, está el de La Rejía, en el curso del río Caballos. Algo más abajo se accede a la cascada antes mencionada de la Poza de la Virgen, también en el mismo cauce.

Otras opciones interesantes para los amantes del senderismo son las etapas del GR-243 (Sierra de las Nieves), que lo unen a pueblos de la misma comarca, como Guaro, Istán o Yunquera.

Desde el pueblo de Tolox se puede acceder a algunas manchas de pinsapo muy sobresalientes, como es el caso de los bosquetes de La Yedra, La Perra, Froncaire y Cerro Corona. A este último se puede acceder desde el carril que sube hasta el hotel Cerro de Híjar. En parte tiene ciertas similitudes con el de los Reales de Sierra Bermeja (entre Estepona y Genalguacil), ya que está situado entre rocas peridotitas. El bosque es de paso obligado para aquellos que quieran subir hasta el pico de La Torrecilla desde la ruta de Tolox, uno de los itinerarios senderistas más complejos para ascender hasta el techo de la Sierra de las Nieves. Por su parte, los citados pinsapares de Froncaire y La Yedra están considerados como los más altos de todo este macizo montañoso.

En el término municipal de Tolox, se encuentra la cúspide de la Sierra de las Nieves, con 1.919 metros de altitud sobre el nivel del mar, es todo un desafío para el senderista que quiere dar sus primeros pasos en el montañismo. Hasta allí se puede subir desde los pinsapares de Yunquera y El Burgo, Los Quejigales (Ronda) o Cerro Corona (Tolox). Eso sí, conviene estar preparados para todo un reto físico y mental que tiene como recompensa una de las mejores panorámicas de la provincia de Málaga.

Este itinerario senderista gira en torno a elementos de interés hidráulico, ya que las arquillas eran puntos para la conducción y distribución del agua. Aquí, además, llega un aliciente histórico, ya que, en este caso, se trata de un camino construido por los romanos para abastecer a la antigua villa de Antikaria desde un manantial situado en los alrededores del actual hotel Convento de la Magdalena.

El recorrido actual parte desde el casco urbano de Antequera hasta el antiguo edificio religioso por ese trazado histórico, que bordea el Pinar del Hacho junto al arroyo de la Magdalena. En la ida, son algo más de cuatro kilómetros, pero se pueden acortar si se eluden los primeros metros del recorrido urbano.

En estos días, la Alta Axarquía ofrece una de sus mejores caras. Por un lado, tras las últimas lluvias caídas en el invierno, se intensifica el contraste entre sierras calizas y los tonos verdes de olivares y zonas de cereales, a lo que hay que unir la bravura con la que bajan muchos de los ríos y arroyos que nacen en esta zona, como el Sabar o el Guaro.

Por otro lado, Alfarnate se prepara para la floración del cerezo, un cultivo que se ha adaptado a la perfección a esta localidad malagueña, que es precisamente la más elevada de la provincia. Hay algunas rutas que son idóneas para disfrutar de las flores rosas de estos frutales, como es la de la Pilas, un itinerario circular que parte del propio pueblo.

l municipio menos poblado de la provincia de Málaga –con menos de 170 habitantes– es un lugar idóneo para quienes no quieren bullicios en estos días.

Este pueblo tranquilo está situado en la carretera que une Ronda con Algeciras, lo que lo hace idóneo para quienes quieran hacer excursiones tanto por el Valle del Genal como por el del Guadiaro.

Por allí pasan varias rutas y etapas de grandes recorridos. Entre ellas está el itinerario homologado que lleva el nombre de Fray Leopoldo, que sirve para unir la Estación de Jimera con Alpandeire. También hay un breve camino y un museo al aire libre –disperso por sus calles– que rinden homenaje al mosto, el vino del terreno que se elabora allí desde hace siglos.