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Municipios Alcaucín, Alfarnate, Alfarnatejo, Canillas de Aceituno, Colmenar, Comares, La Viñuela, Periana y Riogordo.
Épocas Desde el antiguo Al-Ándalus hasta la actualidad.
Una aparición mariana que salva a unos náufragos desde los Montes de Málaga, un amor imposible en el antiguo Al-Ándalus o una disputa que termina generando los gentilicios de dos pueblos. Éstas son algunas de las historias que aún se cuentan en la Alta Axarquía, un territorio abrupto que tiene su particular realismo mágico. Esta zona de la comarca más oriental de Málaga se encuentra precisamente al norte, en el límite con las escarpadas sierras calizas que lo separan de la Sierra Norte de Málaga y de la provincia de Granada. Los municipios que componen la Alta Axarquía son Alcaucín, Alfarnate, Alfarnatejo, Canillas de Aceituno, Colmenar, Comares, La Viñuela, Periana y Riogordo. Y en cada uno de ellos hay una historia de ficción popular que todavía hoy perdura sobre todo a la tradición oral.
Entre ellas, está la de la Virgen de la Candelaria, en el pueblo de Colmenar, que hoy tiene una ermita en su honor. Según cuenta la leyenda, esa capilla fue mandada a levantar por unos marineros canarios que estuvieron a punto de morir cuando les sorprendió un temporal en las costas malagueñas en el año 1700.
La creencia popular justifica así el hecho de que en el interior de nuestra provincia se tenga como patrona a una virgen que tiene especial arraigo en las islas Canarias. En plena tormenta, los navegantes se encomendaron a la Virgen de la Candelaria con la promesa de construirle una ermita en la sierra que atisbaban desde las costas donde a punto estaban de perecer.
Afortunadamente, los marineros se salvaron y cumplieron su promesa levantando la capilla en Colmenar, uno de los pueblos situados en Los Montes de Málaga. Lo hicieron sobre una colina desde donde se divisa prácticamente todo el municipio y donde se conecta visualmente con la iglesia de la Asunción. Una historia muy similar se cuenta precisamente, en el pueblo de Comares. En este caso, gracias a esa salvación milagrosa se creó, según la leyenda, la ermita del Sagrario que, posteriormente, se convirtió en la actual iglesia de Nuestra Señora del Rosario.
No muy lejos de Colmenar, en Periana, son varias las leyendas que todavía perduran. Entre ellas, una de las más famosas es la del controvertido idilio en el período andalusí. Los protagonistas son una bella cristiana cautiva, Sara, que se enamora de un apuesto musulmán, Ahmed. Ante la oposición que tenía ese romance, ambos huyen, pero, al igual que en el mito de Tello y Tagzona, toman una decisión drástica: arrojarse por el cerro de Marchamonas, situado cerca de la villa. Además, en este caso, la leyenda cuenta con un añadido esotérico, ya que, según seguía este relato legendario, en las noches de invierno, cuando más sopla el viento, se escuchan en la zona «susurros de amor en el aire».
Hay otra historia curiosa que se cuenta que sucedió a mitad de camino entre los pueblos vecinos y hermanos de Alfarnate y Alfarnatejo. Allí cayó una gran roca que impedía la comunicación entre los vecinos de ambas villas. Para eliminar el obstáculo pétreo, los de Alfarnate se armaron de hierros y maderas para hacer palanca, mientras que sus vecinos optaron por usar palas para excavar y propiciar así el movimiento de la roca.
Gentilicios
A partir de ahí, se dice que se forjó el gentilicio no oficial y más popular de estas dos localidades de la Alta Axarquía, es decir, palancos y tejones. No en vano, el mamífero es hoy uno de los elementos que están incluidos en el escudo oficial de Alfarnatejo. En el territorio de Canillas de Aceituno, también hay una extendida creencia sobre el origen de uno de sus lugares más misteriosos, la cavidad de la Rábita, situada a más de mil metros de altitud sobre el nivel del mar, de obligado paso para quienes suben a La Maroma desde este pueblo.
De esta cueva, situada junto a una fuente del mismo nombre, se dice que fue una especie de santuario durante el antiguo Al-Ándalus, donde tres religiosos sufíes fueron enterrados. Hay quienes aseguran que se reunían para rezar allí antes de alguna contienda contra los cristianos. Pese a ello, oficialmente fue el inicio de una mina que nunca se llegó a terminar.
Otro enclave histórico, el castillo de Zalia, situado frente al pueblo de Alcaucín ha sido también el escenario ficticio para más de una leyenda. Una de ellas dice que su nombre viene de la reina Zalia, que bajaba diariamente al río para bañarse. Según la creencia popular, en las noches de luna llena iba hasta un pequeño estanque situado en la parte más cimera de la fortaleza, llamada La alberca de la reina mora.
Además de las citadas, son muchas más las leyendas que aún no han caído en el olvido, como la de una misteriosa encina en Periana o las que se cuentan sobre los muchos bandoleros que estuvieron en la zona.
BENAOJÁN
La sierra de Juan Diego, que cobija al pueblo de Benaoján, atesora otro misterio sin resolver. En la parte alta de esta montaña, pero visible desde el propio casco urbano, se pueden ver unas cruces blancas pintadas sobre la roca.
Hay varias versiones sobre su origen, pero la tesis más extendida es que alguien, anónimamente, las pintaba después del fallecimiento del algún vecino. No se sabe cuándo aparecieron. Ni siquiera cuál podría ser la intención de quien las dibujaba. En este municipio del Valle del Guadiaro hay quienes la han llegado a relacionar con las víctimas de la Guerra Civil e incluso los que remontan su origen al antiguo Al-Ándalus.
Los más escépticos advierten que estas cruces son mucho más contemporáneas.
ALMARGEN
En el en el Museo Municipal de Almargen, que lleva el lema de 'Una frontera en el primer reino de la Península Ibérica', se encuentra uno de las piezas arqueológicas más singulares de la provincia de Málaga. Se trata de un icono de forma fálica, tallado en piedra hace más de tres mil años, que se corresponde con la Diosa de la Fertilidad.
Según afirman en el pueblo, cada año se acercan hasta el museo numerosas parejas que quieren ver y tocar la piedra esculpida porque creen que hace honor en su nombre. Curiosamente, este vestigio fue encontrado hace algunas décadas por una familia local en su propiedad, que incluso lo conservó como un objeto de adorno en su hogar durante años sin conocer su importancia arqueológica.
ALPANDEIRE
En el Alto Genal, se mezclan hoy en día todo tipo de leyendas e historias populares. Entre ellas se habla de las iglesias cambiadas de Alpandeire e Igualeja. Hay una versión no oficial que afirma que la parroquia de San Antonio Padua, conocida como la 'catedral de la Serranía' por su tamaño, se construyó en Alpandeire y no en Igualeja por un error.
Según la leyenda, hubo una confusión de planos, con lo que se explicarían la dimensión del templo para una villa que no tiene ni trescientos vecinos.
Dentro del templo aguarda otra sorpresa. Allí se conservan dos momias que, al parecer, se corresponden con el matrimonio que en su día financió las obras. Sobre el hallazgo y la conservación de ambos cuerpos, también se cuentan distintas historias.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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