Bajo Genal. El verano alternativo en la Serranía de Ronda

Además del propio Genal, con sus numerosas pozas y charcas, en su entorno también hay importantes afluentes que pueden servir para darse un remojón cuando el calor más aprieta, pero, eso sí, hay que recordar que en este atípico estío están desaconsejados, que no prohibidos, los baños en agua dulce.

Más allá de un posible chapuzón, en este tramo del río, antes de dejar la provincia de Málaga para unirse al Guadiaro, hay una ruta con mucha adrenalina para los amantes de la naturaleza. Se trata de las Pasarelas del Genal, un itinerario fluvial que debe su nombre a los puentes y otras estructuras metálicas que permiten a los visitantes hacer en paralelo un recorrido junto al cauce sin ser invasivos.

En concreto, esta ruta homologada, que es, en realidad, un tramo común de etapas de la Gran Senda de Málaga y la Gran Senda de la Serranía de Ronda, une dos de los enclaves ribereños más famosos del conocido como Bajo Genal, entre el Puente de San Juan y el Prado de la Escribana.

El primero de estos sitios es el punto de unión por carretera del valle, a la altura de Algatocín, Genalguacil y Jubrique. El segundo lugar es también un lugar emblemático donde se unen los territorios de Genalguacil y Jubrique. Pero, además del río, en el Bajo Genal es recomendable disfrutar de los pueblos que forman parte de esta pequeña región. En el caso de Genalguacil, como cada año par desde finales del siglo pasado, se celebrará en la primera quincena de agosto sus Encuentros de Arte, que volverán a llevar hasta el pueblo a artistas de distintos puntos del planeta para engrandecer aún más su patrimonio al aire libre.

En Jubrique, antaño famoso por la elaboración de aguardiente, merece la pena recorrer sus calles entre sus llamativos pasajes y con sus cuidadas chimeneas. Algatocín y Benarrabá, por su parte, que tienen parte de su territorio también en el valle del Guadiaro, son opciones muy interesantes para disfrutar del tipismo andaluz de los pueblos serranos, en los que las calles angostas y empinadas, siempre encaladas y adornadas con coloridas macetas, evidencian sus raíces andalusíes.

Quienes vayan a Gaucín disfrutarán también de su conocido castillo del Águila, una fortaleza desde la que se tienen inmejorables vistas panorámicas de la Serranía y del Campo de Gibraltar.