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TEXTO: N. RAMÍREZ DE CASTRO
Sábado, 3 de junio 2006, 02:00
«LOS pacientes siempre mienten», dice el televisivo doctor House, un médico tan infalible como ácido que es capaz de acertar con el diagnóstico más extraño. Cuando el inefable House dice que los enfermos no cuentan la verdad no piensa en sus malas artes, sino en lo difícil que le resulta a una persona sin conocimientos médicos desgranar todos los detalles que pueden influir en un diagnóstico.
Para eso hace falta tiempo y dedicación. La consulta media con el médico de familia no supera los seis minutos. En ese tiempo, los médicos deben conocer a su paciente, interpretar sus síntomas, explorarles físicamente y llegar a un diagnóstico acertado antes de pasar a la siguiente consulta. En esos mismos seis minutos, los enfermos deben superar la tensión inicial, hablar sin tapujos de sus problemas de salud y acertar con los comentarios que ayudarán al facultativo a saber lo que le pasa.
El resultado de esas visitas tan condensadas no siempre es el más óptimo. La premura y la tensión logran con frecuencia que los enfermos se bloqueen, olviden síntomas o informaciones sobre enfermedades previas que pueden ser claves en el diagnóstico. Algunos abandonan la consulta con casi tantas dudas como a la entrada y con la sensación de no haber comprendido los mensajes que le ha lanzado el médico.
Resolver este dilema que se vive diariamente en los centros de salud no es fácil. Además la calidad de la visita también se puede mejorar la relación médico-paciente. Es la apuesta de la 'Universidad de los Pacientes', un proyecto de la Universidad Autónoma de Barcelona y la Fundación Biblioteca Josep Laporte, para acercar médicos y pacientes, dos mundos condenados a entenderse. Su última iniciativa es el 'equipo' de visita médica, una especie de protocolo de actuación para los pacientes de más edad que no acceden a las nuevas tecnologías.
Aprovechar el tiempo
El 'kit' ofrece consejos muy sencillos para que los enfermos puedan prepararse la visita y aprovechar al máximo el escaso tiempo con el que va a contar. Desde cómo ir vestido, acudir acompañado, apuntar previamente los síntomas o qué hacer en caso de duda, las indicaciones permiten una visita de mayor calidad. La iniciativa está disponible en internet (www.universidadpacientes.org). Y se editará, además de en castellano, en catalán, vasco y gallego, en árabe y chino para ayudar a la población inmigrante.
Las nuevas tecnologías también abren otras posibilidades para acercar a médico y paciente. En Estados Unidos ya es habitual que médicos o personal de enfermería reserven una hora al día para responder las dudas de sus enfermos por correo electrónico o envíen mensajes por el teléfono móvil para recordar el tratamiento. Algo todavía lejano en la sanidad española.
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