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IGNACIO LILLO
Viernes, 3 de marzo 2006, 01:00
16 de febrero. 8.00 horas. Un accidente por alcance entre un camión y un turismo en el kilómetro 236 de la autovía A-7, a la altura del palacio de ferias, causa un kilómetro de retenciones. Hasta ahí, todo dentro de lo normal. De hecho, lo ocurrido no sería noticia de no ser porque -sólo media hora más tarde- la caravana en el sentido contrario superaba los siete kilómetros. La cola alcanzó su punto álgido, con 11 kilómetros de retenciones, hacia las 9.10 horas y la situación no se normalizó hasta las 10.15. Esto es, dos horas y cuarto después del suceso.
Otro elemento curioso: en el carril donde ocurrió el siniestro el tráfico quedó restablecido mucho antes que en aquél donde realmente no había sucedido nada. Aunque este caso, registrado por la Jefatura Provincial de Málaga, es extremo, lo cierto es que según expertos consultados por este periódico, los conductores que reducen la marcha para ver un siniestro en la carretera -el llamado 'efecto mirón'- llegan a provocar retenciones que doblan a las de los propios accidentes. Además, estas caravanas tardan mucho más en normalizarse.
A todos los conductores les ha pasado alguna vez. Se produce un siniestro en la vía y el morbo vence a la concentración en el volante. '¿Qué ha pasado?' Se escapa una mirada, furtiva, pero que a 120 kilómetros por hora puede tener un desenlace nefasto. Despistes de segundos que con frecuencia tienen graves consecuencias sobre la circulación, especialmente cuando se producen en autovías.
Es lo que ocurrió en otro de los ejemplos de que fue testigo el Centro de Control de Tráfico. Se produjo el 24 de octubre del año pasado, a las 7.15 horas. Un choque en cadena en la A-7, sentido Cádiz, a la altura del kilómetro 226 (cerca del Palacio de Congresos de Torremolinos) se salda con diez vehículos siniestrados. En el otro carril se origina un kilómetro de caravana que se prolonga durante al menos durante una hora. Un conductor se entretuvo más de la cuenta y sufrió un accidente por alcance, lo que empeoró aún más la circulación.
Propuestas de actuación
De hecho, la Jefatura de Tráfico está realizando un estudio sobre las retenciones que se producen en las autovías de la provincia y sus causas, del que se derivarán una serie de propuestas de actuación. Asimismo, el jefe provincial de Tráfico, José Vico, anuncia que a los dos nuevos radares que entrarán en servicio este año en la Costa del Sol se sumarán más controles, como el que se está realizando estos días, del uso del móvil, así como de velocidad y alcoholemia, también en autovías, para concienciar a los conductores.
Además, Vico explica que la curiosidad de los conductores afecta notablemente a la fluidez en Málaga, con retenciones que se prolongan más en el tiempo en el carril contrario que en el del propio accidente. «Entraña un peligro para la seguridad vial, especialmente cuando se mezcla con poca visibilidad y velocidad, y puede derivar en colisiones por alcance de graves consecuencias», expone. Vico recuerda que un pequeño descuido puede ser fatal a altas velocidades. Así, a 120 kilómetros por hora, en sólo dos segundos el coche recorre 66 metros. A 80 km/h., la distancia es de 44 metros y a 100, de 55 metros.
«Se producen situaciones similares a la de coger el móvil, encender un cigarrillo o poner un CD, y durante los cuáles avanzamos un espacio del que no somos conscientes. Cuando se quiere reaccionar ya no da tiempo», advierte. Otro factor es el estado del vehículo. En el mejor de los casos, ante un obstáculo, en frenada se pueden recorrer decenas de metros. Por ello, Vico insiste en la importancia de mantener la distancia de seguridad.
En estos casos, el operativo de Tráfico consiste en desplazar a un agente de la Guardia Civil para que active la circulación en el sentido contrario, mientras se despeja con la mayor celeridad posible la vía ocupada por los restos del accidente y se avisa a los otros conductores mediante los paneles de mensajería variable.
Un problema complejo
Expertos y psicólogos consultados por este periódico ponen de relieve las dificultades para afrontar este problema, en el que se mezclan una actividad monótona, como la de conducir, con una circunstancia que llama mucho la atención. «Se produce una infravaloración del riesgo. Es similar a lo que ocurre con el móvil y ocurre cuando ya se está circulando a una velocidad alta», explican los especialistas.
Por ello, estos expertos abogan por aumentar las campañas educativas e informativas sobre seguridad vial y la conciencia de los conductores ante las conductas de riesgo al volante. Asimismo, los analistas reclaman que se lleven a cabo medidas paliativas en el escenario del suceso, como la colocación de mamparas que tapen la visión, tal y como ocurre en otros países europeos.
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