El premio de tu vida

Pronto el boca oreja hace de las suyas y en el establecimiento comienzan a formarse colas para probar una máquina que imprime el potencial de cada cliente en una tarjetita azul. El dueño del establecimiento, que ni siquiera sabe de dónde ha salido la máquina, está encantado y fotografía a quienes reciben las vocaciones más importantes. Así comienza esta ficción coral de diez capítulos -cada uno de ellos pone el foco en un protagonista distinto, sin olvidarse del resto, reviviendo situaciones ya descritas desde otros puntos de vista o mostrando historias del pasado a través de 'flashbacks'- que va desgranando poco a poco los misterios en torno a Morpho y las vidas de los curiosos personajes que pueblan el municipio, al tiempo que traza un retrato de los deseos y anhelos de una sociedad que parece no querer conformarse con lo que es.

Y va arrojando preguntas al espectador. ¿Qué pasaría si un ciudadano está feliz con su vida pero su vocación es otra? ¿Qué pasaría si lleva una existencia tranquila y el ingenio le indicara que estaba preparada para vivir algo mucho más grande? Peor aún, ¿y si alguien ya está cumpliendo exactamente con el potencial que le indica Morpho? ¿Y si ese alguien fuera un sacerdote? Pese a sus formas amables y su acercamiento a la comedia, la serie es puro existencialismo.