Crítica de 'Sweet home' 2: humanos contra mutantes

'Sweet Home', basada en el webtoon homónimo, con guion de Kim Carnby y viñetas de Hwang Young-chan -formato online en auge que funciona como fuente de inspiración de incontables iniciativas que nos llegan de Oriente-, pronto tendrá una tercera entrega, pero la segunda sesión vio la luz no hace mucho, con más acción y hemoglobina que su antecesora. Ocho intensas entregas que comienzan con los personajes supervivientes de la aventura inicial fuera del edificio que les daba cobijo frente a la amenaza de la invasión de los monstruos mutantes.

'Sweet Home', una suerte de 13 Rúe del Horror, que no del Percebe, transcurría en su primera temporada en un bloque donde estaban confinados los protagonistas, un grupo de vecinos, a cual mas variopinto, que debía enfrentarse a un ejercito de criaturas espeluznantes fruto de un virus apocalíptico, un paso más allá de 'The Last of Us'. Como si 'Rec', el conocido filme de culto de Paco Plaza y Jaume Balagueró, se cruzase con las populares historietas de Ibáñez. En su clímax, los supervivientes se veían obligados a salir al exterior, con lo cual el inicio de su continuación se antoja más espectacular, rodado con drones y cámaras desbocadas. Sus tres primeras entregas son fantásticas, con algún efecto visual mejorable pero un nivel de producción atractivo en general. Hay maquillajes extraordinarios, aunque algún monstruo realizado con CGI supone un tropezón estético. Un comienzo contundente, con ecos de 'The Host', de Bong Jon-hoo ('Parásitos'), y la irrupción del aparato militar para apaciguar el desaguisado. Irrumpe en escena un mad doctor, hay explosiones monumentales y el final del tercer episodio, un puñetazo en la retina, parece el «the end» de una temporada potente. Acaba altísimo y replantea el relato, tiempo después, de nuevo en interiores, perdiendo fuerza. A partir del subidón, cae inevitablemente...

Después del final apoteósico del capítulo tres, a partir de su cuarto episodio la serie, dirigida por Lee Eung-bok ('Mr. Sunshine') y Jang Young-woo ('Bulgasal: Almas inmortales'), baja demasiado el pistón, incomprensiblemente, fragmentando el foco en varios personajes, cada uno con su deriva personal en un escenario desolador, lo que implica cierta desorientación para el público poco concentrado. 'La niebla', la reivindicable adaptación de Frank Darabont de la novela de Stephen King, sigue ahí, como en la primera temporada, con altas dosis de violencia y mal rollo, pero la evolución de los acontecimientos se antoja abigarrado. El ritmo lento de los últimos cinco episodios se une a la desaparición de algún personaje clave que no sabemos si está muerto o en estado vegetativo. Las subtramas son algo confusas, no es fácil guiarse, aunque el conjunto deleita al espectador sin prejuicios con algunas estimables escenas sanguinolentas y algunos diálogos robustos.

'Sweet Home' mantiene en su segunda temporada un sentido del humor excéntrico y algunos instantes delirantes cuando hacen acto de presencia las temibles monstruosidades, tan peligrosas como los seres humanos. Nuestro lado oscuro florece al mismo tiempo que el instinto de supervivencia. La serie entretiene, cuenta con el buen hacer de los surcoreanos, interesan los nuevos personajes que presenta, pero se alarga en exceso y pierde a una pieza esencial que únicamente se deja ver en las tres primeras entregas. Todo un riesgo.