La noche empezó con subidón. Porque después de esa versión cinéfila y granaína del 'Bienvenidos' de Miguel Ríos para abrir la gala, llegó el primer premio, actor de reparto, con la doble representación malagueña de esta edición: el debutante en las nominaciones Salva Reina ('El 47') y el intérprete con más candidaturas de la historia de estos galardones, Antonio de la Torre ('Los destellos'). Ambos compitiendo en la misma categoría. «Ojalá te lo lleves», le decía este sábado el veterano al primerizo en la primera página de SUR y amén que su augurio se ha hecho realidad. Un emocionadísimo Salva Reina ha subido a recoger el galardón, después de abrazarse a su pareja, Kira Miró, y a Antonio Banderas, por el camino. Fue también el primer premio para la más galardonada de la noche, 'El 47', de Marcel Barrena, que se llevó finalmente cinco premios, entre ellos, el gordo de mejor película, aunque, por primera vez en la historia, este galardón principal se concedió ex aequo junto con 'La infiltrada', de Arantxa Echevarría.
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El personaje que la ha valido su primer Goya y su definitiva confirmación a Salva Reina es Felipín, un inmigrante malagueño en la Cataluña de los 60 para el que el actor se basó en un tío abuelo suyo de Pizarra que recitaba poemas. Un «cateto humilde, honorable, valiente y poderoso», como lo ha definido el intérprete con el Goya en la mano, que pone ese acento de dignidad en esta historia de justicia social. Un papel que representa a esos dos millones de andaluces que emigraron y «sufrieron pero que gracias al cine» se reivindica su trabajo y nobleza. Por ello, ha recordado que la historia se repite y ha pedido mirar a los nuevos protagonistas de este éxodo: «Ninguna persona es ilegal».
En su atropellado discurso, Salva Reina ha intentado nombrar a todos los que pudo de la película y a los que le han ayudado en su carrera, con una dedicatoria especial para Málaga. «Papa y mamá sois mis superhéroes preferidos», afirmó el actor, que felicitó a su madre porque era su cumpleaños y le hizo un guiño a su padre, que guarda sus galardones en casa y le pone disfraces. «Ve buscando uno para éste», le dijo.
También tuvo una mención especial para la «familia de la Cochera» Cabaret, su espacio escénico en Málaga; un «gracias Antonio» para su paisano De la Torre, y una dedicatoria para Luis San Narciso y los directores de casting por dar una «oportunidad» a ese «80% de actores que están deseando demostrar que están preparados». Unas palabras que hablaban de la humildad de este actor que se dio a conocer con la comedia y que llevaba años abriéndose camino en papeles importantes hasta este Goya que, como casi todos los de interpretación, lo ha ganado por un personaje dramático. Eso sí, el humor no le faltó a Salva Reina, que estudió Educación Física precisamente en Granada, y lo primero que le salió de su boca fue: «Esto que polla es». Seguido de un «todo es posible en Granada» , parafraseando el título de la película de cine de barrio de Manolo Escobar.
La compañera de reparto de Salva Reina en 'El 47' Clara Segura se llevó el premio de actriz de reparto, mientras que el protagonista, Eduard Fernández, ganó el premio al mejor actor, aunque no fue por esta película sino por 'Marco', el filme en el que encarna al hombre que se hizo pasar por una víctima española de los campos de concentración nazis. Un hombre equivocado que el actor catalán intentó comprender para interpretarlo. «Nos alertó del peligro del fascismo o de un saludo ambiguo», afirmó trayendo la memoria a la actualidad con el controvertido gesto de Elon Musk.
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Aunque 'El 47' fue la triunfadora, el reparto de galardones estuvo muy repartido. La otra mejor película, 'La infiltrada', logró dos al sumar Carolina Yuste el de mejor actriz por su papel de policía incrustada en el interior de la banda terrorista ETA. El único precedente se produjo en el año 1991 en el apartado de corto documental que ganaron ex aequo 'Blanco o negro' y 'El viaje del agua'.
Por número de galardones, dos películas lograron tres premios. Por un lado, 'La habitación de la lado', que incluyó el premio de guion para Pedro Almodóvar y el de música original para Alberto Iglesias (el cineasta con más estatuillas de la Academia en su carrera, 12 en total). Por su parte, 'Segundo premio', Biznaga de Oro del pasado Festival de Málaga, jugaba también en casa ya que se rodó en Granada y contaba la historia de la banda local -y mundial- Los Planetas. Fueron muy aplaudidos sus tres premios, que incluyó el 'gordo' de mejor dirección para Isaki Lacuesta y Pol Rodríguez, además de sonido y montaje. La dedicatoria tuvo un recuerdo para Luna, la hija de Isaki fallecida tras el rodaje de esta película.
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Otra producción malagueña contaba con pocas posibilidades esta noche, el corto documental 'Ciao bambina', de Afioco Gnecco y la actriz Carolina Yuste -galardonada por 'La infiltrada'-, que narra la transición de Rafaella para convertirse en Rafael. Un viaje en el que se reflexiona sobre el hombre y su papel en la sociedad actual. Producida por la asociación Apoyo Positivo de Málaga, esta comprometida cinta vio como otra historia dedicada a la conservación del planeta, 'Semillas de Kivu', se llevaba finalmente el galardón.
Aunque en la alfombra roja se preguntó mucho por la ausencia y la cancelación de la actriz Karla Sofía Gascón por sus desafortunados 'tuits', en la gala no hubo mensajes de apoyo ni censura hasta que la fascinante 'Emilia Pérez' gano el premio a la mejor película europea. Los distribuidores, que prefirieron que Karla no asistiera a la gala para recoger este premio, la reivindicaron no obstante al asegurar que «ante el odio y el escarnio, más cine y más cultura».
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De nuevo, los discursos de agradecimiento fueron por regla general demasiado largos. En algunos casos, eternos. Con la presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, en las gradas, no faltaron en la gala las menciones políticas y sociales, como el sentido homenaje a las víctimas y el desastre de la dana. Además, se habló del derecho a la vivienda, la urgencia climática o la situación de Gaza, a la que se refirió la galardonada con el Goya de Honor, Aitana Sánchez Gijón, que apareció sobre el escenario con uno de los aplausos más amplios de la noche. La homenajeada recordó en su discurso a la recientemente fallecida Marisa Paredes y a la directora Patricia Ferreira, que abrió camino en esas profesiones del cine en el que la mujer estaba «vedada». Una igualdad que se respira actualmente y que celebró la galardonada: «Ya iba siendo hora, compañeras».
El otro aplauso interminable fue para Richard Gere, al que le entregó el Goya Internacional su «amigo» Antonio Banderas. En lugar de un traductor, la realización optó por unos subtítulos que parecían generados por AI y que, además de deficiente, se quedó colgado en algunos momentos. No obstante, se le entendió que su país, EE UU, pasa en este momento por un lugar oscuro, pero que el resto del mundo también; que los actores no han dejado de ser niños, y que el premio se lo merecía realmente su mujer, la española Alejandra Silva, artífice de que ahora viva en nuestro país.
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Marisa Paredes tuvo también su homenaje particular al principio del in memoriam con la presencia de su hija, la actriz María Isasi, que recordó la fuerza y la valentía de su «maestra» que para todos fue una inmensa actriz, pero que para ella ante todo fue «la madre más espectacular que se puede tener».
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