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De trato cercano y amable, tenía una sonrisa que nunca abandonaba del todo la tristeza. Solo hay que mirar sus fotos con la Biznaga de Oro en la mano por su película ‘El vientre del mar’. El cineasta Agustí Villaronga (Palma de Mallorca, 1953) se convirtió en el gran triunfador de la edición de 2021 al arrasar en el palmarés y convertir su película en la más premiada de la historia del certamen con seis galardones. Para entonces ya sabía que tenía cáncer aunque no lo reveló hasta unos meses después. Aquella noche en Málaga se dedicó a saborear aquel aplauso incontestable que le recordaba su inesperado triundo una década antes en los Goya con ‘Pa negre’, una cinta que popularizó la incansable exploración de su cine hasta las entrañas más recónditas y oscuras del alma humana. El director falleció la madrugada de ayer, domingo, a los 69 años en Barcelona.
Pese a la enfermedad, Agustí Villaronga no aparcó sus ganas de rodar y acababa de filmar 'Loli Tormenta', en la que además se estrenaba en un género que hasta ahora había mirado de lejos: la comedia. Protagonizada por Susi Sánchez, el filme narra la historia de una abuela moderna y caótica que se hace cargo de sus nietos cuando fallece su hija. Pero el Alzheimer que comienza a padecer la anciana hace que los niños no solo cuiden de la que ha sido su cuidadora, sino que hagan lo posible para que no se enteren los servicios sociales y los separen.
Una cinta vitalista que Villaronga deja como último legado de una carrera personal e intransferible cargada de independencia, imágenes perturbadoras y trangresión. Es el caso de ‘El vientre del mar’, un filme experimental, lírico y emotivo que narraba la historia real de un naufragio del siglo XIX con referencias a las contemporáneas tragedías de las pateras de inmigrantes en el estrecho. El filme nació como una obra de teatro que se quedó sin estrenar por el confinamiento, por lo que el cineasta no se quedó parado y la adaptó a la gran pantalla. «Es una película que va al corazón. Aunque sea metafórica, abstracta y todo lo que tú quieras, va al corazón, no a hacer filosofía», confesó a SUR el cineasta. El filme arrasó en Málaga y la crítica la aplaudió, aunque, paradójicamente, solo fue nominada en los Goya en la categoría de mejor guion adaptado. Como buena parte de su trayectoria, el filme se unía a ese santurio de títulos malditos que salpican su filmografía.
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Procedente de una familia de titiriteros, Agustí Villaronga llevaba la farándula en la sangre y la afición al cine la heredó de su padre. Aunque el gusanillo de la pantalla se la despertó el gran Roberto Rossellini cuando todavía estudiaba en los jesuítas y un profesor les mostró las cintas que construyeron el neorrealismo. «Vi un tipo de cine totalmente distinto al que yo veía en aquellos años en Mallorca. Ese curso de cine me abrió definitivamente las puertas a mi vocación», confesó el cineasta en una entrevista. El maestro italiano de ‘Roma, ciudad abierta’ le dejó tan marcado que, al terminar el colegio, Villaronga escribió al cineasta para entrar en su escuela. De vuelta le respondieron que todavía era joven y que antes estudiara una carrera, así que se licenció en Geografía e Historia.
Pero el inquieto estudiante no estaba dispuesto a esperar, así que se enroló en la compañía de Nuria Espert como actor e hizo varios papeles pequeños para cine, entre los que destaca un quinqui con peso y mala lecha en ‘Perros callejeros 2’ (1979). Su pasó detrás de las cámaras llegaría después cuado le ofrecieron trabajar en el departamento de vestuario de ‘La plaza del diamante’ (1982). Pasó después por decoración, estilismo y dirección astística hasta que en 1987 debutó con su ópera prima, ‘Tras el cristal’, una historia sobre un pederasta nazi exiliado que vive gracias a un pulmón de acero y que se encuentra con uno de los chicos a los que torturó. Un filme que ya sienta la bases de un universo inquietante, transgresor y angustioso que no pasó desapercibido ya que la cinta fue seleccionada al Festival de Berlín.
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Otra obra de culto, ‘El niño de la luna’ (1989), le reportó su primer premio Goya al mejor guion original –la película ganó otros dos al vestuario y maquillaje y peluquería–y fue seleccionada en Cannes, pero dio paso a una una década difícil de títulos de encargo en la que incluso se planteó dejar la dirección. No obstante, su reivindicación como autor se confirmaría con ‘El mar’ (2000), un filme sobre las heridas internas de la guerra civil en dos niños y que también fue seleccionada en la Berlinale.
Siempre abierto a los nuevos formatos, exploró las posibilidades del falso documental en ‘Aro Tolbukhin: en la mente del asesino’ (2002), mientras que su gran éxito llegará con ‘Pa negre’ (2011), una cinta sobre un joven que crece en la sórdida posguerra española y que supera la frontera de la versión original en catalán al convertirse en la gran triunfadora de los premios Goya con nueve estatuillas, entre ellas mejor película, director y guion. Una cinta oscura y fascinante que también funcionó en taquilla al recaudar más de 2,6 millones de euros y con la que se quitó la etiqueta de cineasta maldito.
De nuevo un niño es el protagonista de este despertar al mundo, en este caso, un rincón poblado por perdedores de la guerra civil, miseria y injusticia. La amplia presencia de la infancia y su huella en sus películas le permitió también abordar el despertar a la sexualidad y, particularmente, la homosexualidad. Una experiencia que conocía de primera mano y que asumió de forma natural en sus películas. Incluso colaboró con Pedro Almodóvar en el primer guion de ‘La mala educación’.
El impacto de 'Pa Negre', unido a la intachable trayectoria de Villaronga, le reportó en 2011 el Premio Nacional de Cinematografía, al que se unió el pasado diciembre la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. El propio cineasta, ya visiblemente afectado por el tratamiento de su enfermedad, recogió este último galardón y lo dedicó a "todas las personas que pelean día a día para encontrar una voz personal".
Numerosas instituciones han despedido este domingo al cineasta tras conocerse su fallecimiento. El propio ministro de Cultura, Miquel Iceta, ha mostrado su pesar por la pérdida del creador, mientras que el Festival de Málaga Cine en Español ha mostrado su «consternación por la muerte de Agustí Villaronga, director imprescindible de nuestro cine y nuestro festival que nos deja un gran vacío». Por su parte, el productor Enrique Lavigne ha recordado el inconformismo del autor y su obra al que ha definido como "una anomalía del sistema, un explorador de la oscuridad del alma humana, lo que venimos a llamar por aquí despectivamente 'un Outsider'. Su ópera prima 'Tras el cristal' fue un mazazo en toda la cara".
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