El fin de la inocencia

'La inocencia' arranca con la atmósfera hedonista y veraniega de un pueblo del Levante en fiestas: la tarde en la piscina, los toros embolados, las vecinas tomando el fresco, la discoteca, los coches con altavoces atronando, las drogas... Estamos en Traiguera, el pueblo castellonés en el que creció la directora Lucía Alemany, que a sus 34 años ha echado la vista atrás para recuperar el sentimiento de desazón y ahogo que experimenta la adolescente protagonista.

Lis (Carmen Arrufat) tiene 15 años y se ha enrollado con el malote guaperas que trapichea y conduce un BMW. Su sueño es estudiar circo, pero para eso tiene que irse a vivir a Barcelona y convencer a un padre autoritario (amenazador Sergi López) y a una madre pusilánime (Laia Marull). A Lis ya la señalaban en el pueblo por fresca y rebelde, pero cuando se queda embarazada los acontecimientos se precipitan.

Alemany, al igual que su personaje, también se quedó embarazada de adolescente y abortó. Pero 'La inocencia' no es tanto un drama sobre el aborto, una opción que se contempla sin juicios morales (la protagonista tiene clarísimo que no quiere renunciar a matricularse en una escuela de circo), sino sobre el choque entre padres e hijos y lo asfixiante que puede llegar a ser la vida en un pueblo.

Por algo la directora muestra a su heroína colgada de un columpio, contemplando boca abajo, del revés, el sitio donde ha nacido. 'La inocencia' es una ópera prima poco original, pero rezuma verdad y toca muchos temas: la adolescencia, la familia, la amistad, la presión de las redes sociales y hasta las pseudoterapias mediante el personaje de la madre naturista de la amiga, la más sensata del pueblo. La nominación al Goya a mejor actriz revelación de Carmen Arrufat (el filme también aspira a la estatuilla a mejor canción) recompensa el descaro y la fragilidad de esta castellonense de 17 años.

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