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Las películas cuya historia acontece mayormente entre las paredes de una prisión son un género en sí mismo. Son muchos los dramas carcelarios que figuran con letras mayúsculas en la historia del cine, desde 'Evasión o victoria' a 'Cadena perpetua', pasando por 'La milla verde', ' ... La gran evasión', 'El expreso de medianoche' o 'Un profeta', por citar algunos títulos reconocidos. Lejos de agotarse como materia prima, la cárcel como escenario sigue dando sus frutos en la ficción, con relatos originales como el que nos ocupa, 'Ariaferma', uno de los estrenos más interesantes del fin de semana, cuyo mayor reclamo es el duelo interpretativo entre dos grandes del cine italiano actual, los veteranos Toni Servillo y Silvio Orlando, vistos en filmes de obligado visionado como 'La gran belleza' o 'El caimán' respectivamente.
Bajo la dirección de Leonardo di Costanzo ('Los puentes de Sarajevo') interpretan dos roles antagonistas que acaban encontrándose, porque al fin y al cabo, aunque el primero es un agente de seguridad y el segundo un presidiario, sobreviven bajo el mismo techo. La cinta aspira a once Premios David di Donatello, los Goya italianos.
'Ariaferma' tuvo su premiere internacional en la Sección Oficial del Festival de Venecia e inauguró la Mostra de Cine Italiano de Barcelona. Visita la cartelera buscando su lugar, el circuito de cine de autor y versión original, con varios puntos a su favor, al margen del excelente trabajo autoral. La acción, vertebrada principalmente por el diálogo entre los reclusos y los vigilantes, se sitúa en una cárcel que tiene los días contados. Antes de ser clausurada apenas quedan un puñado de reclusos y varios funcionarios que se quedan al pie del cañón, a regañadientes, realizando su trabajo a escasos días del cierre definitivo de la prisión.
La atmósfera de la penitenciaría, que data del siglo XIX, es excepcional, así como el retrato del ambiente entre los criminales encerrados y los guardias de seguridad. A veces, se comportan de manera igual de cruel, o muestran emociones inesperadas. Por problemas burocráticos que afectan a todos, se complica abandonar el lugar y surgen los conflictos. Lo interesante es que hay una tensión continua, se puede cortar a cuchillo, pero como espectador no somos capaces de imaginar qué puede ocurrir mientras los protocolos se suavizan y cambian las reglas del juego en un extraño entorno de convivencia.
El rodaje de 'Ariaferma' tuvo lugar en una cárcel real, con todo lo que conlleva. El pulso entre Servillo y Orlando va creciendo en beneficio del suspense. Las relaciones de poder están sobre la mesa. Una película recomendable, alejada de clichés, de buen rimo calmado que ofrece una visión diferente de un tema complejo. Gustará especialmente a los gourmets del cine italiano, cuyos personajes tienen la capacidad de calar hondo cuando están bien descritos.
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