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Hace unas semanas, Ana tuvo que salir desesperadamente rápido de su puesto de trabajo tras echar un vistazo a la pantalla de su móvil. La razón era que su hija de 12 años debía estar en la playa de Pedregalejo; pero al mirar la aplicación ... que usan para geolocalizar a sus dos hijas, ésta aparecía en Olías, muy lejos de dónde debía estar.
Al final, aquello no fue más que una falsa alarma con una explicación muy sencilla. Ante una sobrecarga en la red, la geolocalización de un móvil puede fallar. Una llamada a su hija mitigó cualquier atisbo de temor, pero al mismo tiempo sirvió de muestra de cómo de condicionados pueden estar unos padres si controlan de forma permanente la posición exacta en la que se encuentran sus hijos.
En realidad, el debate de se si deben o no geolocalizar a los menores adolescentes no es nuevo. Sin embargo, no ha sido hasta que la aplicación de mensajería más usada del mundo –Whatsapp– ha activado el servicio cuando el uso se ha extendido a la mayor parte de las familias con hijos entre los 10 y los 18 años. La opción 'ubicación en tiempo real', que se puede dejar activada por diferentes intervalos de tiempo, ha venido a complementar otras aplicaciones más específicas pero con el mismo fin: saber en qué lugar se encuentran nuestros hijos.
Aun así, este control choca frontalmente con la privacidad de los menores. Resulta obvio que no es lo mismo un chaval de 10 años que uno de 17, pero con la llegada de esta tecnología resulta casi una quimera pensar que no va a ser usada por los progenitores.
Ante esta realidad, los expertos piden cierta mesura en la forma en la que se utiliza la geolocalización. «Los extremos son negativos». Así lo considera Reme Aranda –psicóloga educativa– que defiende que cuando los padres y madres dejan a los niños sin normas es «fatal»; un adjetivo que repite para definir a una familia en la que las normas son excesivas.
Además, la profesional médica sostiene que cuanta más información recibimos del exterior, mayores son los miedos. «Como profesional lo tengo claro. Lo importante no es la geolocalización, sino la confianza que se tiene con los hijos. Básicamente, que el chaval no tenga por qué mentir y decir que está en un sitio en el que no está», argumenta.
Como respuesta concreta a qué deben hacer unos padres que tienen dudas de si geolocalizar a los hijos, Aranda defiende que la clave es no obsesionarse con mirarlo todo el tiempo; sino más bien como una comprobación en casos concretos. «La mejor forma de aplicarlo es por si algo no va bien. Si el niño tendría que haber llegado hace media hora y no lo ha hecho, por ejemplo. Pero nunca por 'curiosidad' ni como una dinámica de control», matiza. «Todo aplicación tecnológica relacionada con la educación un arma de doble filo. Tienen su utilidad pero no podemos excedernos», señala.
Este uso no como norma sino como excepción es lo mismo que defiende en este caso Angélica Cuenca, psicóloga del Servicio de Violencia Sexual y Género del Ayuntamiento de Málaga. «Evidentemente, lo más saludable en una relación familiar es no tener que acudir a estos dispositivos», afirma la experta. «Estas aplicaciones no deberían existir si la vida fuera segura; sobre todo en lo que afecta a las mujeres. Pero el peligro no es imaginario, está en la calle», admite Cuenca.
Family Locator. Gratuita con opciones de pago: Esta aplicación permite ver la ubicación en tiempo real de sus hijos en el mapa y permanecer en contacto con mensajes instantáneos. Son los padres quienes gestionan los permisos. En la versión de pago se puede ver un historial completo.
Glimpse. Gratuita: Esta app permite crear un grupo de acceso solo por invitación en el que todos los miembros pueden verse unos a otros en un solo mapa. Por ejemplo, crea un grupo familiar y los miembros de la familia podrán estar fácilmente en contacto.
Whatsapp. Gratuita: La llegada hace un tiempo de la opción 'Ubicación en tiempo real' ha hecho que esta app se convierta en la líder de la geolocalización. Pero en su caso los menores deberán autorizar el seguimiento enviando su ubicación.
Find my friends. Gratuita: Es una de las más sencillas pero que funcionar mejor. Solo al ver el mapa en el 'Buscar a mis amigos' ya aparece cada persona con un icono individual; a lo que se se suman las actualizaciones de mapas en tiempo real.
Google / Family Link. Gratuita: Como padre, madre o tutor, puedes consultar la ubicación del dispositivo de tu hijo en la aplicación Family Link de Google. Para hacerlo, hay que configurar en la app la cuenta de google nuestro hijo y se quedará de manera permanente.
Life360. Gratuita: El Localizador de Familia de Life360 permite ver la ubicación de los miembros de los círculos en un mapa accesible solo por invitación; chatear de forma individual; y recibir alertas cuando un miembro de un círculo llega a un lugar.
El consejo profesional de esta psicóloga es no usar la geolocalización en exceso. «Y hacerlo siempre en connivencia con los menores», añade. En cuanto a la edad, sí categoriza en función del momento vital de los hijos. Así, defiende que partir de 17 o 18 años hay que contar con la autorización, mientras que antes no es negociable «aunque sí avisable». «El éxito está en usar esta tecnología en situaciones excepcionales; con el compromiso de que se produzca en los momentos que se pacten;y que eso se cumpla», sostiene.
Aun así, tanto Aranda como Cuenca separan el uso de la geolocalización con el control de la redes sociales. La primera asegura que hay que recurrir a su romper su privacidad en caso de comportamientos concretos. «Si hay problemas en el colegio, si queda con gente rara, y este tipo de situaciones», desgrana. «Como profesional siempre he hecho eso, pero también como madre. Nunca me he metido en las redes de mi hijo a mirar nada, pero me he fiado porque ha sido siempre muy cauto», explica.
Esa es justamente la clave: la actitud del menor frente a estas cuestiones. «Todo depende del caso, de la responsabilidad y del nivel madurativo del menor», agrega Angélica Cuenca. Hay niñas con 16 años que son muy responsables; y otros niños que con 18 no lo son. Por eso depende un poco del comportamiento que tengan ellos. Pero si queremos saber qué hacen en sus redes, siempre hay maneras suaves, como hacerse una cuenta de Instagram y ver lo que tu hijo o hija está colgando en la aplicación que más usan los adolescentes», sentencia la psicológa del Ayuntamiento.
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