La voracidad recaudatoria de María Jesús Montero

Muchos economistas y el sector empresarial apuntaban que estos aumentos retributivos iban a provocar un cataclismo en forma de despidos, algo que afortunadamente no ha ocurrido. Hay que felicitar por tanto a este Ejecutivo que haya sido valiente y que el salario mínimo se sitúe este año en los 16.576 euros brutos al año, que en pagas prorrateadas en doce meses son 1.381 euros. Con el actual nivel de vida no parece mucho dinero para subsistir, sobre todo si se tienen en cuenta básicamente dos parámetros: el precio de la cesta de la compra que sigue disparado desde que estalló la guerra de Ucrania y el precio de la vivienda, tanto en propiedad como en alquiler. O sea, que es un atraco a mano armada a los más desfavorecidos, o a los más vulnerables como les gusta decir ahora a los miembros del Ejecutivo.

Para analizar la situación es necesario contextualizar el momento económico que vive España, o más bien la recaudación que e stá registrando Hacienda. Y se da la circunstancia de que año tras año se está produciendo un récord de recaudación tributaria, por lo que causa sonrojo que ante esta situación se quiera hacer pasar por caja a las personas que cobran el salario mínimo. Es cierto que ya alcanza una de las tablas por las que hay que declarar, pero también lo es que las tablas se pueden cambiar, como cualquier ley vigente en España.

El salario mínimo siempre debería quedar exento de tributación, aunque vaya subiendo año tras año a un ritmo superior al del IPC, porque hay que cuidar a este colectivo de trabajadores, que sigue estando lejos del salario mínimo ideal que se ha estipulado desde la Unión Europea. Desde las instituciones comunitarias se ha aprobado una directiva que apunta que este salario debe ser el 60% del salario medio que se cobra en cada país. En España, el sueldo medio anual que perciben los trabajadores es de 32.500 euros, por lo que el mínimo apenas alcanza el 51%, o sea, que queda aún mucho recorrido para llegar al citado 60%. Pero Montero es insaciable.

Quiere más y más y no se sabe bien si lo que persigue con este tipo de acciones es provocar que estos trabajadores se vean abocados después a pedir ayudas que proporcionaría el Estado para subsistir, para llevar una vida digna, con lo que así estarían eternamente agradecidos al Gobierno. Los ciudadanos ya están hartos de tantos impuestos directos a todos los niveles, desde los estatales a los municipales pasando por los autonómicos. Y no podemos olvidarnos del IVA, ese impuesto silencioso que nos mete la mano en el bolsillo a diario desde que tomamos un simple café, cambiamos un neumático o nos da por hacer un viaje. La maquinaria recaudatoria no descansa ni un segundo en este país. No hay que perder de vista que el Gobierno de Pedro Sánchez ha subido 81 veces los impuestos estatales desde que accedió al poder. ¡Eso sí que es otro récord!

No parece que María Jesús Montero tenga muy buenas credenciales para presentarse en Andalucía para intentar arrebatarle el poder a Juanma Moreno en la Junta de Andalucía. Y falta por llegar el follón fiscal de Cataluña, donde por desgracia se verá que la secretaria general del PSOE de Andalucía no tendrá la mano de hierro contra los independentistas de Junts y perdonará unos cuantos cientos de millones de euros...