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INTRUSO DEL NORTE ·
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INTRUSO DEL NORTE ·
Volví, pero para la Junta, ay, cuento como no vacunadoVolver, volví. Con el pecho marchito y un sotanillo en el alma. Volví a la ciudad y me encontré a los de siempre y a ... los de nunca. La Campana con sus parroquianos, Uncibay como la plaza del Dúo Sacapuntas, 'abarrotá', y un sol de diciembre inopinado, de aquéllos que decía Manolo Alcántara que era como para echarse novia formal. Volví al Alto del León por la parte de Olías echando el bofe, Greg me arregló de gañote los cambios de la bicicleta y comprobé que eso del carril limitado a 30 km/h es un camelo, un detallito, queridas Autoridades, que nos alejan un poco de lo de la segunda capital de España. La cuestión es que volví a las sierras, a los montes, en una Navidad previa y cálida. Y lo agradecí, que una semana antes estaba tiritando en el Sistema Central donde Pedro Sánchez quiere dejar a los esquiadores sin poder 'chorrarse'. Volví con el certificado de vacunación de Ayuso y comprobé, con lástima burocrática, que para la Junta de Juanma consto como no vacunado, lo cual me mete en un limbo de tres pares de narices en espera de que Dios provea.
Esto del regreso es dulce con su mijita de agrio, claro, que se ve mucho afán recaudatorio en las sirenas y unos cortes de tráfico que ni en Shanghai (hablo de oídas). Lo que sí es que la ciudad con sol invita a creer que superaremos las crisis, a Gabriel Rufián y a los orcos ésos de su partido, los mismos que acosan a un niño por no querer hablar en polaco y expresarse en la lengua de Aleixandre, que no es mala cosa en el mundo global. Y paseé, y vi el Homenaje romántico a Boyd en el Cementerio Inglés, o quizá lo soñé, pero se cumplían 190 años de que fusilaran a Torrijos y yo me acordé de los verdaderos liberales que en España fueron, no éstas pamplinas liberaloides que me pone el Instagram. Paseé por El Perchel con la ilusión del recién llegado, e incluso del turista, y me dolían las aglomeraciones, quizá porque aún no me haya acostumbrado a eso del mogollón después de todo lo que hemos pasado; de cuando nos secuestraron en casa y tomaron por asalto el CNI. Parece que todo eso fue ayer y sucede que, efectivamente, fue ayer. Es tan corto el amor, y tan largo el olvido...
Y hay que pasear Málaga, siquiera sea por despejar ideas y expulsar las malas «vibras». 19 grados y anocheciendo. Parece que las nieves de Villon no vienen y que parece que, aún, no apetece un plato de los montes. Tiempo habrá. La cuestión es no arremolinarse, soleares en los paseos y ver las luces de Larios en el YouTube. Por no tener que lamentar después los datos de incidencia acumulada y así.
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