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Lunes, 9 de septiembre 2024, 02:00
El acceso a la vivienda, una de las principales preocupaciones de los ciudadanos, topa con crecientes dificultades mientras las promesas de los gobiernos para facilitarlo, ... cuyo alcance será limitado en el mejor de los casos, están lejos de materializarse. El encarecimiento de la de nueva construcción en un 11,2% anual -el mayor ascenso desde la burbuja inmobiliaria de 2007- y en un 7,3% de la de segunda mano agrava un problema social de primer orden. El tirón de los precios de venta entre abril y junio parece obedecer no solo al persistente desequilibrio entre una alta demanda y una reducida oferta, sino también a la fuerte presencia de inversores que buscan una rentabilidad en el ladrillo.
La caída del euríbor, y en consecuencia del coste de las hipotecas, es otro factor que presiona al alza. Y el coste del alquiler sigue en imparable ascenso. Lo peor es que esta tendencia amenaza con prolongarse. Queda así en evidencia la falta de una política integral de vivienda por parte de las instituciones que ayude a corregir los excesos del mercado y a cubrir las necesidades más perentorias. Con el agravante de que cualquier decisión en esta materia necesita largos años para dar frutos.
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