Llevamos varios años donde a cualquier crítica a la conquista de América por España le caen chuzos de punta por doquier y convierte en 'mal español' y cómplice de la famosa 'leyenda negra' a quien osa cuestionar la versión 'dulce' de la colonización. Sin embargo, ... es de buen español mirar la historia sin inventar horrores pero tampoco ocultándolos, y a mi modesto entender, todas las potencias europeas imperialistas de la historia moderna y contemporánea (entre ellas España), para la consecución de sus objetivos, usaron la violencia extrema y la crueldad en sus acciones de guerra. No sirve alegar que a los indígenas les dimos el idioma y una cultura, algo que siendo verdad, no puede justificar las masacres, amputaciones de manos y violaciones ocurridas durante la conquista de América y que se reflejan en las Crónicas de Indias. Nuestros idolatrados conquistadores (Hernán Cortés o Francisco Pizarro) no fueron héroes, sino líderes militares que probablemente no se regocijaran con placer en la brutalidad, pero que tampoco dudaron en usarla todo lo que fuera necesaria para someter a amplias poblaciones nativas con escasas unidades de soldados españoles. Como se ha dicho por algunos historiadores, el motor de conquista fue la codicia más que el afán de civilización y cristianización de aquellas gentes, algo que el obispo de Chiapas, Bartolomé de las Casas, reflejó con desnuda crudeza en su 'Brevísima relación de la destrucción de las Indias', dando lugar a encendidos debates como el de Valladolid de 1550, donde Juan Ginés de Sepúlveda y el fraile dominico polemizaron sobre si los indios eran más o menos humanos.

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La exposición de motivos de la Ley 18/1987 establece el día de la Fiesta Nacional de España en el 12 de octubre, afirma sin ambages que esta fecha «simboliza la efemérides histórica en la que España..., inicia un período de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos». Se le olvida la sangre derramada.

Yo no creo que la cosa pase porque los españoles de hoy pidamos perdón por lo que hicieron hace 500 años algunos españoles de la época, pero tampoco sacando pecho por unos terribles hechos que tanto sufrimiento provocaron a los indígenas de América. Por eso, puestos a celebrar la fiesta nacional, me parece más adecuado hacerlo con el 19 de marzo, día de la proclamación de la Constitución de Cádiz, la que por primera vez afirma la soberanía nacional y, con todos sus límites, los valores liberales y de dignidad de los seres humanos. Ahí queda la propuesta.

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