Secciones
Servicios
Destacamos
Después de entonar con planeada emoción el 'Auld lang syne' en el pleno del Parlamento europeo, el último día de enero los burócratas de la UE arriaron la bandera británica con la frialdad de un acto administrativo. Fue esa ración de realidad que llega siempre después del énfasis de lo que quiera que sea, ahora el Reino Unido celebra con dudas la recuperación de la parte más medieval de su soberanía. El 'Brexit' tiene pocos matices positivos y unos y otros habrán de saberlo encajar y minimizar sus daños. Aún queda saber por dónde irán las condiciones específicas de esta separación en cuanto al tráfico de personas y mercancías o qué será de la seguridad, de las aduanas o los aranceles, los permisos de residencia y más.
Durante todo este tiempo de socios, británicos y españoles -tradicionalmente históricos enemigos- han mantenido dentro de la UE unas relaciones económicas y humanas más que óptimas y de una intensa variedad tal que esta revisión se ve por ambos lados con bastante pesimismo. El número de británicos que reside de modo permanente en nuestro país está en torno a los cuatrocientos mil, más que duplica la cantidad de españoles que lo hacen en Gran Bretaña. Agricultura, tecnología, coches, bienes de equipo y la gente que hasta aquí ha ido, venido y permanecido entre ambos países en un enamoramiento complejo y cuantitativa y humanamente cierto. El turismo mutuo, hasta aquí imbatible, es otro capítulo que va a resentirse con toda probabilidad.
Desde este lado, España, segundo productor europeo de coches, mira con recelo en qué quedarán los temidos aranceles, tanto como lo hace el campo en lo que respecta al importantísimo volumen de sus productos que tienen a las islas británicas como destino. Esta puesta en grave riesgo de uno de los más importantes clientes de la agricultura española viene a coincidir con algunas señaladas movilizaciones de los agricultores que no han hecho más que empezar. Los problemas de competencia de los productos agrícolas, la concentración de las plataformas de distribución y su privilegiada posición, el aumento de los gastos fijos de producción y la falta de estímulos a la España que trabaja la tierra, son trazas de un conflicto que acaba de reconocerse a sí mismo con dolor y realismo. Hasta aquí los Teruel existe, fenómeno que sólo es esa punta del iceberg que asoma, se han venido analizando sólo en el reconocimiento del predominio económico y sociológico por las grandes urbes. Pero hay una directa relación entre la denominada España vaciada y los problemas de viabilidad y rentabilidad de la actividad agrícola.
El campo ha sido la carne y la sangre de nuestro país y, aun la industria, las nuevas tecnologías y el turismo urbanita y de sol y playa de gran volumen, lo va a seguir siendo en buena parte. El proyecto de viabilidad de los pueblos, las pequeñas ciudades y el mundo rural pasa por la rentabilidad agrícola. Si queremos que la despoblación no nos asole, hay que revitalizar el campo y actualizar su vigencia económica y humana. La absoluta ignorancia de esa parte de España que nos da de comer bien pudo observarse cuando el dirigente sindical nacional de UGT, Rodríguez, vino a descalificar las protestas de agricultores extremeños, tachándoles a bulto de «carcas y fachas». Cuánta pobreza de conocimientos y cuánto desprecio e irresponsabilidad por parte de un actor cuya posición institucional le viene estratosféricamente grande.
Ya vendrán las cintas nocturnas de Ábalos paseando con Miss Delcy por Barajas, ya veremos elecciones catalanas con Torra inhabilitado o la buena marcha de los suplicatorios de Puigdemont y compañía, la devolución del IVA escamoteado por la ministra Montero o tantas otras cuestiones apasionantes e importantes. Pero, en tanto, no debiéramos permitir que los graves y dramáticos problemas estructurales de la agricultura y la ganadería españolas queden sin estudio riguroso y soluciones que a todos nos importan gravemente. ¡Viva el campo!
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.