Cada uno lo suyo

Caso Vinicius: el derecho como respuesta

Domingo, 4 de junio 2023, 02:00

Lo sufrió en 2020 el futbolista del Athletic de Bilbao, Iñaki Williams, hace tiempo ya que Eto'o las pasó canutas, y hace unos días, le tocó de nuevo a Vinicius. Durante todo el encuentro, fue objeto de actos racistas por parte de unos energúmenos, ... con insultos y vejaciones por razón del origen racial de jugador: los mamarrachos coreaban: «Vinicius, eres un mono», «tonto», «puto negro» y otras perlas de similar estilo. Con toda la razón, el delantero madridista se encaró contra las personas que lo insultaban, y esto ha llevado a que algunos presenten esto como un enfrentamiento, cuando resulta inmoral equiparar a los agresores con la víctima, más allá del carácter de cada cual. Es muy simple, los actos o conductas violentas o que incitan a la violencia en el deporte, deben ser cortados de raíz, sin compresión o matización alguna.

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Esto no solo pasa en España, y en Inglaterra, Francia o Alemania, otros jugadores han sufrido situaciones parecidas. Por eso creo que resulta estéril el debate de si España o el fútbol son racistas. Hay una realidad verificable: en España y en el fútbol hay racistas, como estos hechos lo demuestran. Dicho lo anterior, creo que hay que distinguir dos planos. Por una parte el racismo de convicción, es decir, el cretino que se cree mejor que otro, despreciándolo por el color de la piel, y el racista de acción, el que lleva esa disparatada idea a la ejecución de actos concretos de racismo, entendido este, como la «exacerbación del sentido racial de un grupo étnico que suele motivar la discriminación o persecución de otro u otros con los que convive» (Real Academia Española, 2022). Frente al primero, solo cabe la educación, ya que no se pueden prohibir sentimientos, aunque sean tan nocivos como el odio; muy expresiva es la STS de 18 de enero: «El derecho penal no puede prohibir el odio, no puede castigar al ciudadano que odia». Pero cosa distinta es la respuesta ante el racista militante, frente al que cabe la reacción penal, tanto si se comete un delito motivado por el odio (circunstancia modificativa de la responsabilidad penal, art. 22.4º del CP), o se fomenta el mismo mediante la palabra, en cuyo caso, se comente el delito previsto en el art 510 del CP, o una infracción administrativa (Ley 19/2007, que permite, entre medidas, la suspensión temporal o definitiva del encuentro, art 15).

El fútbol es un reflejo más de lo que somos como sociedad, pero también debe ser un referente de valores para esa misma sociedad. En esa compleja cuadratura del círculo, la educación y la sanción legal deben ser la respuesta, siempre equilibrada, frente al repugnante fenómeno del racismo, la homofobia y otras degeneraciones similares. No soy un obseso del lenguaje 'políticamente correcto', pero me parece peligroso relativizar este problema, apelando a que son minoría (es verdad, pero peligrosa) o que no pasan de ser expresiones rudas propias del fútbol. Incitar al odio no es de brutos, es de malos.

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