El alféizar

La Victoria de los barrios

Lunes, 13 de enero 2025, 01:00

Qué extraña y cómica es la vida. Sobre todo, cuando la contemplamos con cierta distancia. De pronto, descubres que quien ama, como escribía en la década de los setenta Josehp Ratzinger, es capaz de entender lo absurdo del amor. La ley del amor es entrega, ... solo cuando es excesivo, es suficiente. Eso quizá lo experimentó en carne propia la madre de Jesús de Nazaret. A la que, en Málaga, como patrona, se la venera, por parte de la comunidad católica, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Victoria. Su imagen desde el sábado está peregrinando por algunos de los barrios de la ciudad. Está llevando su victoria a los barrios. Es una magnífica iniciativa que además de potenciar la devoción a la Virgen de la Victoria también nos ofrece la posibilidad de aprender de su manera de ser y pensar.

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Si alguna vez negociamos un mundo nuevo podríamos mirarnos en ella. En su ejemplo. Ella entendió como alcanzar la victoria. María es mujer de nuestra raza; ella pasó por momentos dulces y crueles; desconcertantes y seguros; sorpresivos y habituales... Por eso es modelo y ejemplo: ella respeta, observa, actúa; proclama, pregunta, asiente; se pone del lado de los más pobres desde un discurso vital realista; basta observar su vida y su contundencia expresada en el Magnificat.

Las ciudades han perdido calidez. Propiciemos el encuentro con mujeres de la talla de María de Nazaret. Si dulces o aventurados son de por sí los viajes hacia algún lugar del mundo, más dulces y hermosos son los viajes hacia la victoria interior y hacia los templos donde nos encontraremos con los modelos de vida que ayudan a dejar de hacerle el juego al discurso dominante. Precisamente por eso la peregrinación victoriana es aldabonazo al alma: porque permite recuperar la esencia del ser.

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