La verdad de Bonilla
INTRUSO DEL NORTE ·
Hay talibanes aquí, sí, los que atentan contra nuestros bosques y nos matanSecciones
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INTRUSO DEL NORTE ·
Hay talibanes aquí, sí, los que atentan contra nuestros bosques y nos matanUn monstruo que hay que confinar, dos incendios que se unen. Una tragedia que se ha llevado una vida. Demasiado dolor para comprender lo que ... es un pirocúmulo; o quizá pase que esa palabra se nos vaya a marcar para siempre en el hipotálamo.
El olor a pino quemado a la distancia, rumores que ven desde Ceuta la gran pira, y otro año más el gran incendio, el que nos destruye, cuando el largo y cálido verano boquea. Uno tiene memoria del dolor, y así no se puede seguir. Porque hay talibanes de Afganistán y talibanes contra la Madre Tierra. «Cabrones», dijo el presidente de la Junta. Y yo que respaldo que, en ocasiones circunstanciales, el político vaya y hable como le pide la sangre: y se quedó corto Bonilla. Porque en esta España de pederastas, canallas, asesinos y mansos hay que ser visceral. Y sé lo que me digo. Y perdonen este inciso cuando lo que hablamos es de que nos han matado Sierra Bermeja.
Es así, y así lo cuentan dejándose el alma en este periódico. Y hay que ponderar las noches de mapas, hectáreas, café y la edición digital como el único canal con 'el ahí afuera' de los pueblos confinados, de los que no están por la zona y de medio país en vilo. Dice el presidente Moreno Bonilla, al que hemos citado antes por su franqueza, que hay que encontrar con urgencia a los culpables. Y uno, que no encuentra razón a la maldad del pirómano, que es una funesta mezcla de meteorólogo y naturalista a la inversa: un cabrón, vamos. El mundo ha cambiado a peor, a muchísimo peor con lo del bicho, pero aún hay quien trata de hacer el mayor daño posible con yesca y jugando con los vientos.
Repito que siempre hay un incendio que marca un verano en los estertores. Y siempre, insisto, está este periódico para contarlo. Las hemerotecas de septiembre están ahí para recordarnos lo frágil que es el paraíso; que en cuestión de días una tormenta arrasará con las cenizas y con ese manto vegetal que fue. Son horas, días, semanas duras para la provincia. Dicen que el bosque mediterráneo reverdece antes que otros, pero menudo consuelo para ese bombero forestal, ese héroe, que se dejó la vida en unos instantes últimos que ni evocar quiero. Y luego las lágrimas de los contornos, del verde que tuvieron los bosques de Sierra Bermeja.
No, no hay consuelo en toda Málaga para ese incendio. Sé que hay familias que cenan, que le van contando a sus hijos el porqué de una antorcha y un resplandor a la distancia. La historia del pino quemado, la de cada verano, hay que exterminarla. Y dignificar a nuestros ángeles forestales con más dotaciones y menos palabrería.
Quiten asesores y contraten bomberos.
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