Es verdad que, como siempre ocurre, la cuerda se ha roto por la parte más débil: la del entrenador. Pero la destitución de Pepe Mel era inevitable por la situación de un equipo incapaz de levantar cabeza, de ganar y de enderezar un rumbo que ... le estaba llevando –y le está– hacia el abismo del descenso. Hacía falta tomar decisiones, agitar el ánimo y ponerse manos a la obra. Ahora llega un viejo conocido del malaguismo y un entrenador acostumbrado a estar en el barro: Sergio Pellicer. Sin embargo, no hay que engañarse. Lo dijo el propio Mel en la hora de su adiós: «Sólo los futbolistas pueden sacar al Málaga C. F. de esta situación».
Publicidad
La tarea de Sergio Pellicer será, ahora, poner orden, motivar a la plantilla, hacer equipo y mentalizar a sus hombres de que son capaces de lograr la permanencia en Segunda División. Mel ya lo intentó echando mano de una psicóloga, pero apenas tuvo impacto, al menos en los resultados. En estos momentos tan delicados, Pellicer deberá hacer de entrenador, psicólogo, padre y hasta paño de lágrimas. Él, que ya salvó al malaguismo de un batacazo, es el elegido para liderar este reto en el que todos deben estar comprometidos.
Porque ahora sólo cabe que los jugadores, el cuerpo técnico, los directivos, la afición, los medios de comunicación y toda la ciudad implicada con los colores blanquiazules se conjuren para solventar esta situación. Esta plantilla necesita ahora confianza y eso sólo se puede conseguir si se siente absolutamente respaldada en la grada. Es un desafío colectivo que apela a los valores y principios del deporte: esfuerzo, generosidad, trabajo en equipo, humildad, carácter y ambición. Juntos, sí se puede.
Y es preciso que todos los que forman parte de este proyecto ayuden de la manera que puedan. Y el director deportivo, Manolo Gaspar, debe pensar qué es lo mejor para el Málaga C. F. en estos momentos tan delicados. Y llegará a la conclusión de que lo mejor es dar un paso atrás cuando se cierre el mercado invernal de fichajes como un gesto de apoyo a esa regeneración anímica del equipo y el propio club. El entrenador, Sergio Pellicer; el administrador judicial, José María Muñoz y el nuevo director general, Kike Pérez, son los llamados a liderar a una plantilla de jugadores que tiene en sus manos no sólo la permanencia sino el futuro del club.
Publicidad
Puede parecer contradictorio, pero es preciso un ambiente capaz de aportar tranquilidad y autoestima a los jugadores precisamente cuando más reproches se les podía hacer. Ahora de nada valen las críticas ni una presión mal entendida que maniate aún más a unos futbolistas que desde que comenzó a rodar el balón no se han encontrado con ellos mismos. Qué bueno sería ahora que con Pellicer y una grada cómplice todos ellos se sintiesen mucho mejores, con más ganas. Casi invencibles.
En los próximos cuatro partidos –Sporting de Gijón, Oviedo, Albacete y Zaragoza– se podrán ver las verdaderas posibilidades de superar este desafío. Luego quedarán 14 partidos más que serán verdaderas finales para el Málaga C. F. y para la propia provincia.
Publicidad
Porque el valor del Málaga C. F. trasciende al hecho deportivo hasta convertirse en una locomotora de la propia ciudad, no sólo por razones objetivas, sino también por una serie de intangibles que hacen ciudad, que consolidan una identidad colectiva y que aglutinan ilusiones, esperanzas y alegrías. Tener un equipo en Primera División no sólo es importante por razones económicas y de imagen, sino también por ser un instrumento de cohesión social.
Lo prioritario es alcanzar la permanencia. Y luego, solucionar la situación de un club varado judicialmente por el pleito entre Al Thani y la empresa Blue Bay y condenado por la ineptitud de unos propietarios que deberían, de una vez por todas, alejarse del club y de Málaga. Son varios los grupos e inversores solventes que se han interesado por la compra del Málaga C. F. Y algunos de ellos, con proyectos para intentar devolver al club a la máxima categoría y con respaldo económico suficiente. Es una pena que el club esté secuestrado por los desvaríos del 'jequillo', porque hoy podría tener un mejor futuro por delante.
Publicidad
Ojalá este reto colectivo de la salvación se cumpla y ojalá aquellos con responsabilidades sean capaces cuanto antes de despejar el entramado judicial y abrir de par en par las puertas del futuro para el malaguismo. La afición y la provincia se lo merecen. ¡Vamos Málaga!
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.