Mañana lunes día 20 Donald Trump tomara posesión de la presidencia de USA, la primera potencia del mundo, China está tras su senda y creciendo exponencialmente, pero aún le queda, puede que mucho. Ahí están los números y datos de todo orden. Trump repite mandato, ... tras la solitaria singladura de Joe Biden y la abultada derrota de la candidata del Partido Demócrata, Kamala Harris. Por primera vez en décadas el presidente americano controlará con su partido Congreso y Senado, se dibuja una legislatura de clara preeminencia republicana. Los socios naturales de Estados Unidos, la Unión Europea, han mantenido de modo casi uniforme una postura contraria a la victoria trumpista, que se avecinaba, con declaraciones políticas abundantes, a veces, comprometidas. Toca cambiar, pues habrá que entenderse con la nueva administración. Más allá de compartir las anunciadas políticas, los golpes de timón y las aspiraciones de Trump, debemos hacernos a la idea de que nuestro socio va a ejercer una crucial influencia en el devenir político y social más inmediato, así como las consecuencias. La coalición de populares, socialistas y verdes, en la UE, que ha regido las políticas y las medidas, no puede contar los días como éxitos, ahí está nuestro deterioro industrial o el retroceso indiscutible de nuestra industria del automóvil. Sin olvidar los titubeos en la política agrícola y pesquera, ambas en claro retroceso. Las normas «restauradoras de la naturaleza» en agricultura e infraestructura hidráulica someten a Europa a un autodebilitamiento competitivo productivo e industrial con objetivos y acciones de cancelación muy discutidas y que ningún otro grupo de países en el mundo practica ni defiende.
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Trump sólo va a ser el presidente de USA, no el de Europa -no tenemos que quererlo-, pero su llegada cambia el paradigma de la política, las relaciones internacionales y la economía, en los próximos años. Ahí están las expectativas en Israel y Gaza o en Ucrania y Rusia, también en Venezuela y en Taiwan. ¿Cómo serán las relaciones con la UE?, ¿Cómo va a afrontarse el inmediato futuro de la OTAN?... Son muchos los interrogantes, algunos se dan por sabidos, el relato woke va a sufrir hasta verse más que dañado, puede que derrotado. El retroceso de la libertad, con el incremento controlador hasta aquí visto, la creciente carga impositiva, los proyectados identificadores digitales, la desaparición paulatina del efectivo, los verificadores, las manipuladoras políticas dedicadas a la llamada 'desinformación'... Es una pista muy significativa la reacción de uno de los gigantes de las redes sociales, Mark Zuckerberg, ceo de Meta, de sumarse a la ola y haber decidido «acabar con la verificación en la moderación de contenidos por presiones políticas» y admite «haber llegado demasiado lejos». Esto acaba de empezar.
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