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Domingo, 13 de abril 2025, 02:00
Donald Trump se ha visto obligado a levantar el pie del acelerador en su ofensiva arancelaria contra el resto del mundo, tras encenderse todas las ... luces rojas en su país. Aunque minimiza el desgaste, el magnate ha cedido a la presión de los mercados a las primeras de cambio al comprobar el alto coste de su errática escalada. Ha perdido la confianza de los mercados, que saludaron con fuertes desplomes el órdago de los aranceles, y su credibilidad como negociador ha quedado mermada. Del «vosotros no negociáis como yo», pronunciado con soberbia en una reunión republicana, ha pasado a verlo «todo bastante sombrío». Otra cosa es si el volantazo obedece a una maniobra premeditada o si es un gesto de improvisada prudencia para evitar un trompazo aún mayor. Ambas opciones de un riesgo extremo, especialmente la primera porque supondría reconocer que la irresponsabilidad anida en la sala de máquinas.
El arranque del mandato comenzó con una enmienda a la totalidad a Biden -decretos sobre la inmigración, la energía y contra la diversidad- que no hacía presagiar la virulencia del pulso arancelario. Sin los contrapesos del primer mandato, el presidente de Estados Unidos ha desencadenado una guerra que destruye el orden comercial que su propio país ayudó a forjar tras la Segunda Guerra Mundial. Apenas una semana después, ha corregido el rumbo viendo el alcance de la desestabilización de los mercados y el peligro de recesión en EE UU. La Casa Blanca presentó la rectificación como un plan premeditado para mejorar la competitividad nacional. Pero lo cierto es que Wall Street ha caído un 20% desde enero y que la venta masiva de deuda pública obligó a echar el freno. Peligraba el refugio de los inversores.
Parece un sarcasmo, pero Elon Musk, cabeza del 'estado empresario', es uno de los afectados. El desplome en ventas de Tesla y de la cotización de sus negocios en Bolsa le llevaron a pedir a Trump la retirada de gravámenes a la UE, en una pugna que amenaza con acabar en divorcio. En realidad, la rectificación ha sido parcial. Porque se mantiene un 10% de aranceles universales, mientras el duelo se concentra en China. La UE debe aprovechar la coyuntura para reforzar su posición negociadora con EE UU sin complejos, a la vez que legitima la búsqueda de nuevos aliados ante los síntomas de escasa fiabilidad de Trump. Europa no puede permitirse una 'gran depresión' con dos guerras de verdad a la puerta de casa.
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