Sábado, 17 de febrero 2024, 01:00
La incertidumbre sobre el color político de la nueva Xunta condiciona las elecciones de mañana en Galicia, lo que convierte en primordial el grado de participación en las urnas para inclinar la balanza hacia la continuidad o el cambio. No ha despejado incógnitas la bronca ... campaña cerrada anoche, con más reproches que propuestas y en la que polémicas como la amnistía han quitado foco a los problemas autonómicos, cuya solución es la que está en juego. Los comicios no son una segunda vuelta del 23-J. Sin embargo, tendrán una inevitable interpretación en clave nacional. Tras las cuatro mayorías absolutas de Alberto Núñez Feijóo, el PP carece de otra alternativa que revalidarlas si no quiere ser desbancado del poder en uno de sus bastiones y exponerse a una crisis interna de incalculables consecuencias. Enfrente tiene una posible alianza de izquierdas encabezada por un pujante BNG y con el PSOE en segundo plano, una alternativa reforzada en la campaña. La polarización entre ambos bloques ha dejado sin apenas espacio a otras siglas minoritarias, cuya presencia en el Parlamento significaría un fracaso de los grandes partidos en sus apelaciones al voto útil y podría decantar mayorías.
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