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Las elecciones al Parlamento Europeo, entre el 6 y el 9 de junio, han permitido que 27 Estados miembros elijamos a los 720 eurodiputados que nos representan en el ámbito de la Unión. Un comentario generalizado entre analistas destaca un crecimiento de la ultraderecha. En ... España, Vox y el singular fenómeno de la candidatura de Alvise Pérez, han irrumpido con fuerza, creciendo el primero y debutando con votos el segundo, con un discurso simplista y propuestas claramente irrealizables. Siendo preocupante el ascenso de la ultraderecha en nuestro país, podemos llorar con un ojo cuando se ve lo ocurrido en Francia, Italia, Austria y Bélgica, ya que aquí los herederos ideológicos del fascismo han obtenido un sonoro triunfo, al que acompaña un no menos preocupante segundo puesto en Alemania, Países Bajos y Rumanía. Los facciosos ya cuentan con las primeras muescas en su revólver, y así, Macron convocará elecciones y el primer ministro belga anuncia su dimisión.
La cosa es para echarse a temblar, no hay que bajar la guardia y entiendo que hay que mantener un cordón sanitario de las fuerzas comprometidas con la democracia y los derechos humanos (sean de derechas o de izquierdas), frente a los que no asumen los valores básicos de una sociedad democrática, pero hay razones para no caer en el desánimo. En primer lugar, porque la ultraderecha no constituye mayoría suficiente en el Parlamento Europeo para bloquear la agenda de iniciativas en materia social y de medio ambiente. Pero en segundo lugar, no hay que desdeñar la diversidad en ese mundo de la ultraderecha, y así, por ejemplo, Rassemblement National y Reconquête, compiten en Francia, al igual que lo hace Fratelli d'Italia y la Liga. Esa división también se refleja en el propio Parlamento Europeo, donde la extrema derecha sigue dividida, entre los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR, en torno a Giorgia Meloni), e Identidad y Democracia (ID, controlado por el RN francés y lo de la Liga), a lo que cabe añadir diputados ultraderechistas en el Grupo de No Inscritos.
Lo que si resulta preocupante es que la extrema derecha gobierna varios países, como Italia, con Meloni, o Hungría con Viktor Orban, a los que se unen Países Bajos, Eslovaquia y Croacia. No nos engañemos, esta gente son los herederos de los torturaron Europa hace 80 años, y a veces se sinceran, como al alemán y líder de AfD, Maximilian Krah: «Nunca diré que todos los que llevaban uniforme de las SS eran criminales».
Esta tropa es incompatible con los valores recogidos en el artículo 2 del Tratado de la Unión Europea, y que deben ser comunes a los Estados miembros: sociedad caracterizada por el pluralismo, la no discriminación, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la igualdad entre hombres y mujeres. Recordando a Brecht, qué tiempos estos en los que tenemos que defender lo obvio.
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