Sr. García .
Carta del director

El tejado de la Catedral, una gran noticia

El visto bueno de Cultura permitirá terminar de una vez por todas con el deterioro progresivo de la cubierta del templo

Manuel Castillo

Málaga

Domingo, 22 de mayo 2022, 00:52

Hay veces que se dan situaciones inexplicables. Y una de ellas ha sido la desidia durante décadas frente al deterioro de la Catedral de Málaga por las filtraciones del agua de lluvia y las goteras. Ahora, de una vez por todas, parece que la solución ... puede ser definitiva tras el visto bueno de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía al proyecto del Obispado para la construcción de un tejado a dos aguas que sigue las trazas del que dejó dibujado el arquitecto Ventura Rodríguez en 1764.

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Demasiado tiempo se ha tardado en desbloquear un asunto que ha provocado importantes daños en la cubierta del templo y que ha demostrado la falta de diligencia de las administraciones públicas para proteger el patrimonio monumental. Habría que preguntarse cuáles han sido los motivos, si los hubiese, para este incomprensible retraso con uno de los principales, si no el principal, monumento de la ciudad. Pero esto no es nuevo. Basta recordar que el 24 de noviembre de 2018 un tramo de la muralla norte del Castillo de Gibralfaro se desmoronó de improviso y a fecha de hoy –sí, casi cuatro años después– aún no se ha reparado. Tanto la Consejería de Cultura como el Ayuntamiento de Málaga se cruzaron informes mientras pasaba el tiempo sin tomar decisiones. Es curiosa la diligencia de las administraciones para algunas cosas y la tardanza para otras que, paradójicamente, son las más urgentes. No fue hasta finales del año pasado cuando Cultura autorizó unos trabajos imprescindibles para el mantenimiento de la fortaleza. El Ayuntamiento todavía no ha licitado las obras.

Pero volviendo a la Catedral es una magnífica noticia la construcción del tejado, que debería ser el comienzo de otras actuaciones pendientes y contempladas en el plan director del Obispado, entre ellas la reparación de los numerosos daños en la decoración del interior de sus bóvedas. En 2003, que ya ha pasado tiempo, se colocaron unas mallas para recoger los trozos de piedra que no han dejado de caer desde entonces. Por todo ello, es preciso restaurar poco a poco la parte interior del techo del templo para así consolidar y reponer los materiales dañados por la entrada del agua, cuyos efectos futuros, además, son imprevisibles.

Además hay que habilitar un sistema de evacuación de aguas de esa nueva cubierta, que tendrá la ventaja de que será 'registrable' en todo momento para reparar cualquier incidencia. Está prevista también la construcción de una nueva cubierta a cuatro aguas para la actual sacristía y la restauración del exterior de las cúpulas una vez que se le retire el recubrimiento que se le aplicó en 2009.

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Cabe esperar, teniendo en cuenta los tiempos que suele manejar Cultura, que todo este plan se agilice lo más posible para no prolongar esta agonía patrimonial. Y será preciso también la implicación de las diferentes instituciones públicas para afrontar los diez millones de euros del presupuesto de los trabajos. Pero, de la misma forma, sería interesante y saludable la implicación de la sociedad civil en la aportación de fondos porque ayudaría a potenciar la implicación de la ciudadanía en la defensa y protección de su patrimonio.

Y en este punto, la ciudad debería afrontar el debate sobre la culminación o no de la Catedral y, especialmente, si se acomete la construcción de la segunda torre. Frente a los que defienden que se quede como está para mantener la condición de 'manquita' estamos los que creemos que sería interesante reanudar el inacabado proyecto original con la segunda torre e, incluso, con la sacristía que contemplaba el proyecto original de 1764. Asumir la Catedral como un proyecto inconcluso se puede considerar un fracaso colectivo que ahora se está a tiempo de evitar.

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Sea como fuere, se esté o no a favor de construir la segunda torre, lo cierto es que la Catedral y el resto de monumentos de la ciudad merecen más atención por parte de todas las administraciones y debemos ser los ciudadanos los que exijamos más diligencia para que el nivel de protección y cuidados sea el máximo posible porque sólo así la sociedad podrá cumplir con el compromiso inexcusable como depositaria de una historia trimilenaria.

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