Suso de Marcos, poco antes de la inauguración de su casa como espacio artístico. SUR

Suso

Todos nos conocemos lo suficiente como para saber que la cultura no nos hace mejores, pero nos hace más críticos, más libres, más humanos y más felices

FEDERICO SORIGUERMIEMBRO DE LA ACADEMIA MALAGUEÑA DE CIENCIAS

Martes, 14 de enero 2025, 01:00

Quién dice que las cosas no se pueden cambiar¡ Hablemos de cultura. Miren a Málaga con su nueva imagen, con su nueva fachada. No está nada mal para una ciudad que viene de las mil tabernas y una librería. En Málaga siempre hubo gentes e instituciones que mantuvieron la llama sagrada pero que no consiguieron cambiar aquella imagen de ciudad portuaria. Y bien que lo intentaron. Pero tampoco sin estas personas y sin estas instituciones, sin su pasado, Málaga podría hoy presumir de tener 40 museos, varios teatros, festivales de cine y de tantas cosas más. Y de esto algo habrá tenido que ver una forma determinada de imaginar el futuro. Le preguntaremos al alcalde. Un no parar hoy, Málaga. ¿Cultura? ¿Eso qué es? ¡¿Y a mí me lo preguntas?! Que se lo pregunten a los sociólogos, a los antropólogos, a los psicólogos, a los lingüistas, pero no a un endocrinólogo. Seguramente no todo es cultura en Málaga, pero hoy Málaga es una 'Ciudad de la cultura', en Madrid y en Barcelona, en NY y en Pekín. Una pasada. Un nuevo 'hashtag' como se dice en la realidad virtual, una etiqueta, una almohadilla, una palabra clave y 'clicable'. Que sin Clík no hay cultura al menos virtual.

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La cultura, por decir algo, comienza como la besana que el labrador rotula para sembrar sus cultivos. Porque la besana es previa al cultivo y condiciona su futuro. Sin una buena besana los hombres pueden estar informados, pero no serán hombres cultivados. Cultivados, qué hermosa metáfora. La cultura se siembra. ¡Como las plantas! Hay culturas con mayúscula y con minúscula, y hasta Kultura con K. Está la alta cultura y la popular, que no es el antónimo de la alta sino de la cultura más natural. Hay contraculturas y subculturas y culturas elitistas que no son ni altas ni seguramente son culturas. Hay culturas escritas y orales, marítimas, urbanas agrícolas y rurales, y hasta industriales. Hay culturas religiosas y matriarcales, y las hay paternales o patriarcales. Las hay alternativas y locales como las hay también universales. Que por culturas no será. Pero todas son la gasolina del espíritu, cualquier cosa que sea eso del espíritu, que a falta de un diccionario a mano podríamos definir como esa propiedad de los humanos que permite percibir la realidad por encima de lo material, con sensibilidad y cierto sentido trascedente. Esa especial sensibilidad que hace que los hombres y las mujeres tengan sentimientos más o menos sublimes.

Todos nos conocemos lo suficiente como para saber que la cultura no nos hace mejores, pero nos hace más críticos, más libres, más humanos y más felices. ¿Para qué sirve la cultura? se preguntaba Savater: «para pasarlo bien gastando poco». Un guasón Savater, Y para algo más. Supongo. Como el aire que respiramos, eso es la cultura, porque la cultura se hace y haciéndola nos hace y nos identifica. Como ciudadanos, por ejemplo. Que no es poco. Nacemos vacíos como esos moldes de los escultores que luego hay que ir rellenando a lo largo de la vida. Y ese relleno es la cultura. Los griegos que pusieron nombre a casi todo lo importante, llamarían a las personas con la palabra 'prósōpon' que significa máscara o careta. A mí eso me lo enseñaron en bachillerato y no lo he olvidado. Así que las personas estamos hechos de cultura y las sociedades son cultura y Málaga es cultura o siguiendo el símil del molde o de la careta, Málaga 'Scultura', que es también la etiqueta, el'hashtag' que un grupo de amigos con la inestimable ayuda de numerosas instituciones de la ciudad, han ideado para celebrar el X aniversario de la Casa Museo de Suso de Marco.

Ese gallego de Poimorto, que un día hace ya medio siglo se vino a Málaga donde ha enseñado el arte de extraer de la materia las imágenes que allí encerradas esperan el momento de que alguien las imagine y las libere para que los demás podamos verlas y disfrutarlas. Ese Suso, escultor, que un día se trasladó a vivir al Puerto de la Torre con Nina y puso su casa, primero 'Casa-Estudio' y luego 'Casa-Museo', al servicio de la cultura de barrio, ni alta ni baja, ni tampoco cultura del centro (de la ciudad). Hace de esto ya 10 años que son los que los amigos y las instituciones celebramos, que 10 años tienen muchos meses, tantos como las actividades que Suso viene organizando con generosidad y vocación de dinamizador o activista cultural. Porque lo que Suso hace es democratizar la cultura. Conciertos, teatro, libros, exposiciones, música, conferencias, tertulias, así año tras año sin ruido, sin aspavientos, con contadas ayudas, con generosidad, con constancia, que son el martillo y la gubia con las que Suso de Marcos, el escultor, está contribuyendo a 'desgentrificar' la cultura de Málaga y a que esta 'Málaga Scultura', sea una realidad encarnada no solo en los grandes acontecimientos, en las grandes instalaciones y Museos sino, también y sobre todo, allí donde no llegan los discursos y las grandes promesas.

Y, como este mecenazgo de barrio, esta generosidad, esta vocación porque la cultura llegue más allá de los grandes circuitos es tan inusual, es tan poca noticia, es por lo que los amigos de la Casa Museo de Suso de Marco, que somos también sus amigos, hemos decidido conmemorar este X Aniversario a cuyo primer acto hoy 14 de enero están todos invitados. Un acto que tendrá lugar en el Salón de Actos 'Ibn Gabirol' del Centro Cultural María Victoria Atencia de la Diputación, en el que habrá un estreno musical y una conversación entre personas representativas de la sociedad malagueña que intentarán responder a la pregunta, -ya se la habrán imaginado-, de si todo es cultura en Málaga. Serán bienvenidos.

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FS (en nombre de la Comisión para la conmemoración del X aniversario de la Casa Museo Suso de Marco).

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