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Suma y suma

Suma y suma

Por ahora ·

Domingo, 29 de septiembre 2019, 10:23

Increíblemente abiertas se otean en el horizonte las elecciones que ya vienen. El conjunto de movimientos -propios y ajenos- previsto por Sánchez es un guion escrito por los que le rodean, con auténtica promiscuidad política, que ha saltado por los aires ante la llegada de la primera brisa. Pasa siempre, querer planificar, influir, condicionar y hasta adivinar, lo que quiera que describirá el comportamiento general de los electores de un país, es pretencioso y remoto. Tampoco tener a Tezanos de su parte parece la mejor garantía de acercamiento al triunfo añorado, ni siquiera el extravagante convencimiento más íntimo de que él -Pedro S.-, nacido para líder, se lo merece.

La vertiginosa evolución de los acontecimientos ha traído al muy sobrevalorado Errejón a escena sin darle tiempo a pasar por maquillaje. Invitado por el comité de exégetas y brujos del aún titular de Moncloa, la irrupción del examigo y exhermano de Pablo Iglesias es tan imprevista como bien recibida. Sin embargo, algunos no caen en la cuenta de que los cambios improvisados en el propio campo, que no han podido ser dirigidos, son una clara pista de que todo es imprevisible también al otro lado de las urnas. Dicen que Más País hará apostatar a una buena parte de los que podrían abstenerse, también dicen que puede destrozar las ya maltrechas expectativas de Unidas Podemos, o que es la marca blanca del PSOE que sale al rescate de escépticos y 'progresistas' a punto de extraviarse. Puede ser, aunque en esta compleja resolución del jeroglífico electoral del inmediato porvenir no hay que descartar que la mayor atomización de las izquierdas favorezca a las derechas, tal y como se argumentó a sensu contrario cuando PP, Ciudadanos y Vox, salieron a competir por el voto de un espectro del electorado en ese momento dividido.

El innegable protagonismo estelar de un Sánchez que pasea por Nueva York su curiosísima visión de la historia y la realidad de la democracia española casi rivaliza con el extraño proyecto Greta, la niña del cambio climático a «la que hemos robado su infancia», entre otros pecados originales. El Presidente en Funciones, sin duda nacido para la gloria, se ha adjudicado un papel histórico-providencial en la llegada de la democracia, las libertades y el estado de derecho moderno, por haber instado remover de su tumba los restos mortales de un fantasma que sólo existe en sus peores pero constantes pesadillas. Y ahora vas a la ONU y lo cuentas... Dicho y hecho.

Y en este fragor tan entretenido e intenso, la oferta de España Suma aún puede resolver la incógnita. En voz baja ya se afirma en Ferraz que las reiteradas negativas del partido naranja a integrarse en una coalición de la que formaría parte en condiciones de igualdad con los populares son de verdad los únicos mimbres con que cuentan los socialistas para volver a Moncloa. Incluso pensando en la correlación de fuerzas de cara a lo que viene, las decrecientes expectativas electorales de Ciudadanos podrían salvarse integrados en una España Suma que ajustase su participación con arreglo a los brillantes e irrepetibles resultados que obtuvo el 28 de abril. Y es que, por ejemplo, si Rivera insiste en la conveniencia de aplicar la fórmula prevista por el artículo 155 de la Constitución, ¿por qué quiere permitir y casi invitar a que el PSOE se haga de nuevo con el control del Senado? Es cuestión elemental que para vivir hay que respirar, cerrar la boca y no exhalar el aire mata irreparablemente, después no cabe rectificar.

Por todo ello, una respuesta ocurrente, faltona y traída a la cuestión con alfileres e inoportunidad, no tapa el error de no atender un generoso ofrecimiento que es oferta ganadora. Pactar después está muy bien, pero puede ser muy tarde para enderezar el rumbo de unas dificultades económicas y sociales que ya se apuntan y no debiéramos consentir que se hagan insalvables. La legítima aspiración de sorpassos, triunfos y liderazgos, nunca deben ser incompatibles con la realidad. Albert, éstos no son los días de suprimir al PP, tampoco de sustituirlo y ocupar su lugar tradicional, ésta es la oportunidad responsable y acreditada de sumar y conquistar el futuro, porque a día de hoy España Suma todavía.

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