La visita de Borrell a Rusia, como máximo representante de Exteriores de la UE, ha sido descrita como una bronca con su homólogo Serguei Lavrov. Las discrepancias acerca del juicio y condena de Navalni, las alusiones a la cuestión catalana -su desgraciado relato- y la ... expulsión por Rusia de los tres diplomáticos, de Polonia, Alemania y Suecia, han oscurecido los objetivos del encuentro. Mejorar las relaciones de la Unión Europea con el Kremlin y acercar posturas, también para la adquisición de la vacuna Sputnik V -hoy acreditada como muy eficaz- eran claros propósitos del viaje.

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El divorcio histórico de Rusia con el bloque occidental europeo y sus aliados viene de lejos, casi desde el arranque de la Revolución de 1917. Si bien, es tras la II Guerra Mundial cuando pasa a ser oficializado de una manera uniforme. Tras muchos años de clara división y enfrentamiento en la que se llamó la 'guerra fría', cae por fin el Muro de Berlín en 1989, se unifican las dos alemanias, se disuelve la URRS y se independizan sus repúblicas. Aun los acercamientos de Clinton, Sroeder, Yeltsin, etc., no hay en ningún momento una acción de profundidad real en el entendimiento internacional con el llamado Occidente, a pesar de haber desaparecido el régimen dictatorial comunista que los enfrentaba. De un lado, la inercia; de otro, la tradicional incomprensión mutua, o el distinto posicionamiento en los conflictos internacionales -como Afganistán y otros muchos-, todo contribuye a mantener la liturgia y la distancia de los dos bloques. Finalmente, la apropiación de Crimea, firmemente rechazada por Ucrania, lleva a la UE y a USA a proceder a un embargo comercial a Rusia, cuyas consecuencias sin duda tienen mucho que ver en el desencuentro diplomático de este presente.

Es muy deseable que las relaciones euro-rusas mejoren, pero no parece que esa situación esté cerca. La posibilidad que abre la vacuna Sputnik V se ha visto ensombrecida por este reciente episodio y los acontecimientos no se prevén muy optimistas. Va a depender de las habilidades diplomáticas de uno y otro la posibilidad de separar algunas cuestiones entre sí para encontrar sendas constructivas de diálogo y colaboración. Elegir la visita del responsable de Exteriores de la Unión Europea a Moscú para anunciar la expulsión de tres diplomáticos europeos no es una acción ni mínimamente inocente ni casual, sino una auténtica provocación que, aunque tenga su correspondiente respuesta, no debería marcar por completo este encuentro condicionando su desarrollo y llevándolo al fracaso. Cuando la discrepancia se establece y adquiere tanto rango como la que ha supuesto este choque de trenes, debe haber la voluntad de crear un espacio para el acuerdo, aunque sea pequeño, un mínimo común de entendimiento del que partir para poder irlo acrecentando en el futuro. La lucha contra el virus es un buen punto de partida, su acuerdo no tiene por qué condicionar la defensa de otros intereses, las reclamaciones mutuas ni las presiones europeas para preservar la democracia, la defensa de valores o las quejas rusas por entender que son injerencias indeseables. Empecemos por Sputnik V.

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