La solución

El movimiento es perpetuo: la gente no se está quieta. Lo que ocurre es que busca un lugar seguro, pero la inseguridad nos aguarda tras la esquina menos pensada. En algunos sitios te obligan a quedarte, lo cual no está tan mal si el rincón es bueno. El futbolista Ronaldinho decidió viajar a Paraguay con su hermano. ¿Para qué? Paraguay. Portaba un pasaporte falso y la policía lo ha detenido. Su abogado ha sido claro: es que es tonto. Ahora está preso. Italia se ha convertido en una especie de cárcel aunque ya nos gustaría vivir en esa cárcel. Dentro de la cárcel hay cárceles de verdad y los presos se han amotinado en una docena de ellas al ser suspendidos los encuentros íntimos, donde podían contagiarse que da gusto. Aprovechando el jaleo, se han escapado 370 internos de la prisión de Foggia y la policía sólo ha podido detener a 70 de ellos. De Foggia es una de las mafias más sanguinarias de Italia. En Murcia se ha escapado un perro muy grande y ha sembrado el caos. El perro era peludo además de muy grande y estaba pelado como un león, por lo que los murcianos, que casi no conocían contagios del virus que ya sabes, creyeron que les había tocado una maldición todavía peor. La policía trató de tranquilizar a la población a través de un tuit, donde se informaba de que el león era un perro, pero no decía nada de si el dueño era tonto. También se está escapando el capital de los países emergentes, pero ese es más difícil detenerlo.

En Málaga crecen el desconcierto y el miedo ante los nuevos contagios, sin embargo el verdadero peligro seguimos siendo nosotros: anteayer ocurrió otro accidente mortal en la carretera de Pizarra. No se ha publicado quién tenía la culpa, pero todos sabemos cómo se las gastan algunos conductores en esa carretera. Y en otras. La gente tiene prisa y el límite de velocidad no supone ningún obstáculo. No se respeta la distancia de seguridad ni las curvas sin visibilidad ni los cambios de rasante, que de chico no sabía lo que eran ¿por qué no pregunté? A lo mejor también soy tonto. Debería haber más vigilancia y más castigos. Ahora que se prohíben tantas cosas, por qué no impedir que los energúmenos se agarren al volante cuando ya han demostrado que son energúmenos. En Italia han prohibido temporalmente las bodas y los funerales. Retrasar la boda es cuestión de proponérselo, pero lo de la muerte ya es otra historia. Ojalá se pudiera prohibir la muerte, por lo menos algunas. Una agente de la policía logró ayer en Málaga que una mujer no saltase al vacío. Tirarse no es una solución, le dijo, y la convenció. Una palabra justa en el momento indicado produce un efecto potente.