La sociedad de la opinión

Bienvenidos a la Sociedad de la Opinión. Hasta ahora decíamos la Sociedad de la Información, pero ya no. La información ha muerto. La verdad no nos interesa, ni siquiera su aproximación. Nos interesa solo nuestra opinión. Opinar, opinar, opinar... En cierto modo, nos interesamos solo por nosotros. Y sí, lo sé, escribo esto desde una Tribuna de Opinión en SUR. ¿Paradoja o simulacro? Vaya tela.

Opinamos de lo que sabemos, pero sobre todo de lo que no sabemos. Porque, en verdad, no sabemos nada. Leemos un titular, vemos un reel, olfateamos un sabroso clickbait y lanzamos nuestra opinión, ese aliento vacío, sin reflexionar, sin entender que al otro lado hay hechos, más seres humanos, la gente, nosotros. Opinamos todo el rato sin saber que la redes también son la vida. Decimos que la gente no es nadie y opinamos, pero la gente somos todos. Decimos, por ejemplo, que la gente es un conjunto indeterminado de personas. Siempre son ellos, los otros, España, los catalanes, los de derechas, los progres, los de los bares..., nos cuesta ser parte de la gente. Opinamos, disparamos a ciegas sobre la gente, sin saber que la gente somos todos. Y la gente lo único que necesita es un buen meneo, piel y mandanga. Una conversación de verdad. Opinar, opinar, opinar..., en todos los sitios, todo el tiempo, todos a la vez, como un corifeo desafinado, como cotorras. Opino que opinamos demasiado. Hasta el silencio es opinión. Un mundo empachado de opinión y veredicto. Y la opinión pública, y la sincronizada... Acabo. Cuando todo es opinión, ya no hay nada que opinar, y a esa nada deberíamos llamarla de alguna manera: quizás, propongo, llamarla sabiduría.