El oro del siglo XXI
A cada uno lo suyo ·
El negocio del siglo es la vigilancia y la apropiación de nuestros datosSecciones
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A cada uno lo suyo ·
El negocio del siglo es la vigilancia y la apropiación de nuestros datosLa apropiación lícita (y a veces ilícita) de bienes de enorme valor económico ha sustentado una parte importante de la economía y de los éxitos empresariales de las corporaciones más espabiladas en estos menesteres. Es sabida la importancia que tuvo el oro en las relaciones ... económicas de la edad moderna y la que tiene ahora el petróleo y algunos minerales estratégicos por sus propiedades químicas o meramente estéticas. El hecho de adquirir y acumular tales bienes ya es, en sí mismo, un negocio con formidables beneficios derivados de la venta de los mismos a los que los necesitan para la prestación de bienes y servicios derivados. Es obvio que la irrupción de internet en nuestras vidas y como nos la facilita de una manera impensable hace apenas unos años no sale gratis. ¿Saben ustedes como 'pagamos' esos servicios aparentemente gratuitos? Con nuestros datos, el oro del siglo XXI.
No soy persona con mal concepto de internet y de las redes sociales; al contrario, entiendo que en dosis moderadas son un instrumento privilegiado para obtener y transmitir conocimiento, permitiendo crear, mantener y ampliar contactos con personas con las que, dadas las distancias físicas, sería casi imposible saber de su existencia. Creo que ha democratizado el conocimiento y nos ayuda a seleccionar y a tratar la información, ahorrando costes intermedios hasta hace poco imprescindibles (espacios para archivos físicos, papel, viajes, tiempo). Ahora el negocio del siglo es la vigilancia y la apropiación de nuestros datos explotándolos para conocer nuestros gustos, comportamientos, movimientos e incluso sentimientos. Es bien fácil comprobar mis afirmaciones anteriores si decimos o buscamos algo que nos interesa en Facebook o Google (por citar a las más importantes): por 'arte de magia' nos atosigarán de manera inmisericorde con publicidad directamente relacionada con las inquietudes y deseos que estas compañías han captado en nosotros. A través de esos datos conocen lo que queremos y nos hacen el programa de lo que nos conviene (más bien a ellos) comprar o leer. ¿Es esto legal? No nos falta en España y en Europa normas que protejan nuestros datos (Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de Protección de Datos Personales y garantía de los derechos digitales y el Reglamento (UE) 2016/679), pero sin perjuicio de actuaciones ilegales (que las hay y se intentan sancionar), al final todo depende de si consentimos la cesión y tratamiento de nuestros datos, y el caso es que lo hacemos y casi siempre sin pensarlo y a golpe de click. Volviendo a Google, cuando nos abrimos una cuenta con ellos nos imponen una cláusula por la cual: «Al subir... contenido o al enviarlo a nuestros Servicios o a través de ellos, concedes a Google (y a sus colaboradores) una licencia mundial para usar, alojar, almacenar, reproducir, modificar, crear obras derivadas... Esta licencia seguirá vigente incluso cuando dejes de usar nuestros Servicios (por ejemplo, en el caso de una ficha de empresa que hayas añadido a Google Maps)». Son lentejas, las tomas o las dejas.
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