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Esta pandemia está siendo muy dañina, provoca muertes, sufrimientos y ruina económica, aunque en el activo hay que destacar que en estas tres semanas asistimos a muestras entrañables de apoyo mutuo y solidaridad con los más vulnerables ante la enfermedad. Pero el puñetero virus nos está quitando nuestra libertad de estar y andar donde y cuando queramos, convirtiendo nuestras casas en lugares de reclusión casi permanente. Hay que echarle paciencia, sabiendo que nuestro encierro es el mejor aliado del personal sanitarios para doblegar al virus de las narices. Sin embargo, las personas con alteraciones conductuales no pueden asumir este deber cívico de la misma forma que los demás, simplemente porque para ellos sus rutinas son tan importantes como el beber o el comer. En concreto, para quien padece autismo, la ruptura abrupta de sus hábitos implica un infierno, con estrés, ansiedad y en casos extremos autolesiones, algo que saben (y sufren) sus padres y cuidadores, los mismos que se dedican en cuerpo y alma para que ellos, dentro de las limitaciones, también puedan disfrutar de la vida.
En estos días algunos 'vengadores' (pocos, pero pertinaces) están rivalizando en insultos y reproches contra los padres que pasean con sus hijos autistas. No saben (ni quieren enterarse) que esos padres están, con esos paseos, defendiendo la salud e integridad de sus hijos. Además, lo hacen conforme a derecho ya que en el Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declara el estado de alarma, la actividad de circulación por las vías de uso público permitida para la realización de actividades de asistencia y cuidado a mayores, menores, dependientes, personas con discapacidad o personas especialmente vulnerables (artículo 7.1.e) «habilitan a las personas con discapacidad, que tengan alteraciones conductuales, como por ejemplo personas con diagnóstico de espectro autista y conductas disruptivas, el cual se vea agravado por la situación de confinamiento derivada de la declaración del estado de alarma, y a un acompañante, a circular por las vías de uso público, siempre y cuando se respeten las medidas necesarias para evitar el contagio» (Instrucción de 19 de marzo de 2020, del Ministerio de Sanidad). Sentido y sensibilidad.
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