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Cuatro años mal contados dan para mucho más de lo imaginable. Derogar la sedición para directamente favorecer la posición de los principales dirigentes independentistas es tan grosero como parece. Presentar esta iniciativa legislativa como proposición de ley evita los trámites –parece que penosos– del informe ... respectivo del Consejo de Estado y el correspondiente del Consejo General del Poder Judicial. Se trata de informes no vinculantes, pero obligados en el caso de tratarse de un proyecto de ley, que sería lo normal. Es una forma de acelerar la entrada en vigor de este plan diabólico e indigno y también de evitar la aparición de memorándums técnicos que los autores de este plan prevén negativos. Todo coincide en un enrarecido ambiente político cargado de acciones, ninguna inocente. A saber, la campaña de escarnio contra Núñez Feijóo, la huelga sanitaria de Madrid –que daría para mucho por su política argumentación–, el sello conmemorativo de Correos rojigualda y morado de la hoz y el martillo y la falsa armonización europea de la sedición. Por cierto, un delito regulado en el código penal de 1995, no en 1822, como miente Sánchez. Todo esto da para una novela gorda tipo 'La guerra del fin del mundo', de Vargas Llosa, y quien sabe qué más.

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