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Sánchez, coge el Falcon y trae a mi prima

INTRUSO DEL NORTE ·

Mi prima, la de USA, no encuentra cielo para volar y venirse a Málaga. Yo no encuentro cielo desde el sótano

Lunes, 18 de mayo 2020, 08:34

El tito Miguel me dice algo de una sobrina que por lógica aplastante es prima mía. El tito Miguel, de Albacete y Jaén, me dice que mi nueva prima es de El Palo y que el Gobierno la tiene, como a muchos profesores de Secundaria, arriados por la América de Donald Trump. El tito Miguel sabe de embajadas y de probos funcionarios en salacot, de cuando Exteriores funcionaba y las relaciones externas no eran los viajes de ZP para ir a blanquear una dictadura con gorilas en la niebla venezolana.

Por eso hoy hay que escribirle esta carta transoceánica a la prima, para que esté tranquila, confíe lo justo en la diplomacia y desconfíe todo de la embajada, que no quiere fletarles un vuelo, un mísero vuelo para que en la 'nueva normalidad' estén en casa, al albur de Sánchez, que al menos es de los nuestros.

El tito Miguel agradece que cuente en SUR esta historia de esa sobrina nuestra o suya, que sufre en carnes y en paralelo lo que es un gobierno débil y un exilio lejano.

La historia de la prima, de El Palo, de Periana, del mundo, no es la única, pero el estado de alarma nos está generando ya unas patologías de ansiedad, estrés, insomnio y ese concepto pseudomédico que es la desesperanza que sirve para todo.

Mi prima paleña, la de USA, no encuentra cielo para volar y venirse a Málaga; yo no encuentro cielo desde el sótano para intuir el color del sol ni esas noches deliciosas de junio en que solía enamorarme.

El confinamiento, la ineficacia, el sanchismo frente a lo absoluto generan estos desastres de profesores perdidos en la terminal y al albur de un funcionario colgón que no mueve lo que hay que mover en un sistema consular que pagamos todos: tanto el canapé protocolario como el rescate de los nuestros. Y probablemente no se hará nada. Habrá una prima y 300 compatriotas que tendrán que apañárselas por la zona de Pensacola, donde las gónadas de Gálvez, o por esas Grandes Paderas o en el rincón más inmundo de la isla de Ellis. Si el Gobierno que nos confina, el que nos identifica por llevar una cacerola rojigualda, hace poco por los que estamos en Iberia Vieja, qué no hará con los que un día se fueron y a los que las reporteras cursis no ponen nombre.

La prima tiene que volverse ya a El Palo, a que la conozca y me cuente todo el papeleo y el silencio administrativo de la embajada y a quiénes y cómo atiende/despacha Santiago Cabanas Ansorena.

La España dispersa, la Málaga dispersa, va quedando en un silencio desescalado y muy sordo. Será otra demanda por lo judicial o lo mediático que tendrá que responder este Ejecutivo tan descentralizado, tan Falcon y tan eficaz.

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