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Sáhara: No más mentiras

Domingo, 9 de julio 2023, 02:00

Se les ha traicionado demasiadas veces. En noviembre del año 1975, Juan Carlos de Borbón, futuro rey de España, asegura ante las tropas destacadas en el Sáhara Occidental (provincia española en ese momento) que «España mantendrá sus compromisos» (un referéndum donde la población saharaui pudiera ... elegir entre un Sáhara independiente o ser parte de Marruecos). Bastó que Hassan II organizara el abyecto tinglado de la 'marcha verde' (manifestación de 350.000 marroquíes desarmados que el 6 de noviembre invade el Sáhara Occidental) para que el último gobierno de Franco dejara tirado al pueblo saharaui y se firmaran los aberrantes e ilegales Acuerdos Tripartitos de Madrid, por los cuales se cedía el Sáhara Occidental a Marruecos y Mauritania, y que incluían unos anexos económicos secretos para la explotación de los yacimientos de fosfatos, suculento negocio para una monarquía corrupta como la de Hassan II. Y todo en contra del Derecho Internacional. El Acuerdo de Madrid vulnera el artículo 53 de la Convención de Viena de Derecho de los Tratados (nulidad de cualquier tratado contrario al derecho internacional). Implicaba que una potencia extranjera ocupara de forma armada el Sáhara, un territorio no autónomo, pendiente de descolonización, España no cumplió sus obligaciones como potencia administradora (artículos 73 y 103 de la Carta de las Naciones Unidas), que nos obligaban (y continúan obligando), a garantizar el gobierno propio del Sáhara Occidental, teniendo en cuenta las aspiraciones del pueblo saharaui. La Resolución 2625 (XXV) de Naciones Unidas, mantiene que Marruecos es una potencia ocupante, por lo que en los territorios ocupados debe aplicarse el IV Convenio de Ginebra, de 1949, y el Protocolo I adicional, de 1977, sobre protección de víctimas de conflictos armados internacionales. La resolución 3458 (XXX), de 10 de diciembre de 1975, de Naciones Unidas, de forma específica reconoce a España la condición de potencia administradora. Y por si fuera poco, el Consejo de Seguridad (resoluciones de 20 de septiembre de 1988 y 29 de abril de 1991), exigen la celebración de un referéndum de autodeterminación para el pueblo saharaui, y aprobó el plan de paz para este referéndum del Sáhara Occidental. Por tanto, Marruecos ocupa el Sahara mediante una aberración jurídica (cuestionada por el secretario general adjunto de las Naciones Unidas para Asuntos Jurídicos, Hans Corell en un informe de 2002), considerando el Tribunal de Justicia de la Unión Europea en 2016 que el territorio del Sahara Occidental no forma parte del territorio marroquí. En 1976, Felipe González visitó los campamentos saharauis y con insuperable hipocresía afirmó: «Yo quiero, por consiguiente, no prometeros algo, sino comprometerme con la Historia. Nuestro partido estará con vosotros hasta la victoria final». En poco tiempo González pasó a convertirse en el mejor aliado del monarca marroquí, con negocios por medio. Hace poco, Pedro Sánchez, en carta a Mohamed VI (debidamente filtrada por Rabat) mantiene que el plan de Marruecos de someter al Sáhara a su soberanía, constituye «la base más seria y realista». Es buen momento para que se aclaren cara al 23 de julio. Defender lo justo no sé si da votos, pero dignifica a quien lo hace en la vida y en la política.

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