A las francesas se les da bien titular sus memorias. Simone Signoret: 'La nostalgia no es lo que era'. Françoise Hardy: 'La desesperación de los ... simios. y otras bagatelas'. Un 14 de julio en la radio tenía que elegir una canción francesa. Al principio elegí 'Quoi', de Jane Birkin. Pero la cambié por 'Le sais-tu?', de Françoise Hardy. Pensé que iba a morir antes porque la leía desde que tenía 77 años (ha muerto a los 80) quejándose de esa masacre que es la enfermedad. Estaba harta del cáncer de faringe que llevaba sufriendo años. Y de los efectos secundarios. De no poder tragar, de no poder hablar. De no tener saliva. De las hemorragias nasales. De que nada funcionara normalmente en su cuerpo. De la pesadilla que vivía (si eso era vivir). Rebobinando, Hardy apareció en la tele francesa una noche electoral de 1962 cantando 'Tous les garçons et les filles'. Desde entonces fue Françoise Hardy. Y no había nada ni nadie como Françoise Hardy.
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