Miércoles, 5 de marzo 2025, 01:00
Donald Trump ordenó la suspensión de la ayuda militar a Ucrania horas antes de comparecer anoche en el Congreso para explicar las órdenes ejecutivas impartidas ... desde su toma de posesión. La medida va dirigida a persuadir a Volodímir Zelenski de que se avenga a los dictados de la Casa Blanca y renuncie a batallar contra el Ejército de Putin en defensa de la integridad territorial y la soberanía de su país. Gesto saludado con gran satisfacción por el Kremlin. La guerra desatada por Moscú fue considerada por la Administración Biden y por los dos grandes partidos estadounidenses -el Demócrata y el Republicano- una amenaza directa para el resto de Europa y el sistema de libertades en América. Pero tras la llegada de Trump a la presidencia de EE UU, la doctrina de Washington ha cambiado radicalmente.
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Mientras tanto, las fuerzas armadas de Rusia se aprovisionan de material ofensivo con la connivencia o apoyo de China, Irán y Corea del Norte. La magnanimidad con la que Trump trata a la autocracia rusa nada tiene que ver con la historia de Estados Unidos, cuando además parece empeñado en desarmar al agredido, desestabilizar Ucrania y acabar con el mandato de Zelenski. El plan 'Rearmar Europa', avanzado ayer por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, se propone movilizar 800.000 millones en medidas de defensa. Un empeño que compromete ante todo los presupuestos nacionales. Y que, a su vez, contradice las intenciones de Pedro Sánchez de que la respuesta a Putin primero y a Trump después se base en la mutualización europea de la deuda precisa para ello. Aunque cada país miembro se vea favorecido por la flexibilización de los límites de déficit.
Von der Leyen está convencida de que la respuesta a la amenaza del expansionismo ruso está en la unificación de las inversiones necesarias para la seguridad de la UE. Incluyendo el apoyo a Ucrania. Pero la unidad europea ha de recuperar tiempo con celeridad mediante acciones y mensajes dirigidos deliberadamente a convencer a Estados Unidos de que no obtendrá beneficio alguno de la impulsiva sucesión de órdenes ejecutivas de su presidente. Sino todo lo contrario. En una gobernación sin contrapesos, como la que trata de instaurar Trump, Europa no solo debe ser la voz de la sensatez. Debe referirse unida a los datos de la economía que reprueban guerras comerciales, y a los valores de la humanidad que desechan agresiones imperialistas.
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