Secciones
Servicios
Destacamos
92 años ofrecen suficiente perspectiva para valorar con serenidad un periodo de apenas 8 años donde una generación de españoles de amplio espectro ideológico protagonizó un sincero cambio de rostro a un país agotado por una monarquía caduca y corrupta, que en sus últimos años ... no dudó en ofrecer la correspondiente cobertura institucional a una dictadura como la de Primo de Rivera. Se intentó modernizar España, implantar una tímida reforma agraria o incrementar de forma espectacular los recursos destinados al Magisterio Nacional, medidas elementales de Justicia social. Con la II República hubo gobiernos de centro izquierda, de derechas y un frente popular de amplia base política y hegemonía de izquierdas, todos ellos producto de las urnas, y por tanto españoles que aplicaron su programa político en una sociedad deprimida social y económicamente, clasista hasta lo indecente, y con una Iglesia a la que no adornaba precisamente la piedad y la solidaridad con los pobres sino más bien una identificación inquebrantable con las oligarquías de la época. La llamada «cuestión religiosa» era inevitable en esos momentos y la solución de la Constitución de 1931 era quizás la más equilibrada, aunque ahora nos pueda parecer muy radical. La quema de Iglesias y la persecución y asesinatos de religiosos eran actos criminales repudiables, y hay constancia histórica de que la mayoría de autoridades republicanas intentaron frenarlos con mayor o menor fortuna. El descontrol de ciertos elementos, al amparo del ambiente de desconcierto provocado por la sublevación militar, dio lugar a desmanes de toda índole, condenables en toda su envergadura, y a los que se intentó poner freno desde los sucesivos gobiernos del Frente Popular. A las luces y sombras de la República, le sucedió la oscuridad total de una rebelión golpista, que a sangre y fuego sometió a nuestro país, instaurando un régimen inspirado en la moda de la época (nazis y fascistas), pero que a diferencia de éstos, duró mucho tiempo mediante la represión y la negación de todo lo que nuestra Constitución consagró a los 3 años de la muerte de Franco, la libertad, la igualdad, la justicia y el pluralismo político.
Por eso, a tantos años vista, quiero rendir un homenaje a todos los españoles, fueran de una ideología u otra, que en esas difíciles circunstancias, hicieron lo que entendían mejor para su patria, inspirados en la asignatura pendiente desde siglos de regenerar una España con muchos caciques y herederos del Santo Oficio, y caminar por el sendero de la justicia social, la cultura y la apertura al mundo exterior. Basta comprobar cómo quedaron nuestras universidades, institutos y escuelas después del asesinato, exilio y depuración de miles de docentes. Franco tenía claro quién era su enemigo. La II República, con sus grandezas y sus miserias, tuvo la voluntad institucional de que convivieran todos los españoles, sin embargo, para el franquismo, sobraba el que no llevara bajo palio al dictador, y significó la eliminación del oponente político mediante la muerte y el terror planificado y ejecutado desde el Estado. Esa es la diferencia.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.