Sr. García .

¿Y quién se ocupa de la formación?

Carta del director ·

Llama tristemente la atención que, en una región con un desempleo del 22% y un abandono escolar del 21%, falten trabajadores para empresas tecnológicas, agroalimentarias y constructoras

Manuel Castillo

Málaga

Domingo, 14 de noviembre 2021, 00:38

Empresas tecnológicas de Málaga necesitarán en los próximos meses alrededor de 3.000 ingenieros, según los cálculos de la consultora de recursos humanos HRCS. No es un secreto la lucha entre las compañías por captar programadores, hasta el punto de 'robarse' a los mejores con ... suculentas ofertas. Hay alumnos que, sin haber terminado siquiera su grado, ya se incorporan a puestos de trabajo. Ingenia o Accenture organizan sus propios cursos para instruir a jóvenes con el objetivo de que puedan integrarse en sus estructuras. Por otro lado, el sector de la construcción alerta a través de sus asociaciones profesionales de la falta de trabajadores cualificados. Faltan carpinteros, fontaneros, ferrallistas o electricistas, un déficit que está provocando que muchas constructoras se las vean y se las deseen para formar cuadrillas. Esta situación está provocando una ralentización de los trabajos y un alza de los precios que, como siempre, terminan perjudicando al consumidor. La Confederación Nacional de la Construcción advirtió ya en julio de que en España faltan unos 700.000 trabajadores nuevos para ejecutar los fondos Next Generation.

Publicidad

En el mundo de la agroalimentación escasean tanto jornaleros como ingenieros y comienza a ser preocupante la falta de relevo generacional en el campo. Algo similar está ocurriendo en el sector del transporte, donde cada vez son menos los que están dispuestos a afrontar las jornadas asfixiantes de los camioneros. También en el sector servicios se llama la atención desde hace años de la dificultad para encontrar trabajadores cualificados en las distintas tareas de la hostelería y la hotelería, especialmente para establecimientos relacionados con el lujo.

Y, en medio de este escenario, contrastan los datos de la provincia de Málaga, con un 20 por ciento de desempleo y una tasa de abandono escolar del 21 por ciento, frente al seis por ciento del País Vasco o al 10 por ciento de media de la Unión Europea. Por abandono escolar se entiende a jóvenes con entre 18 y 24 años que no han terminado la Formación Profesional o el Bachillerato y que, inevitablemente, están abocados a la precariedad laboral.

El sentido común induce a pensar que algo se estará haciendo rematadamente mal para que, en un entorno con tanto desempleo, existan sectores con enormes problemas para encontrar trabajadores. Ese mismo sentido común nos lleva a pensar que todo el sistema educativo y formativo está mal enfocado y de espaldas al mercado laboral, lo cual es demencial.

Publicidad

Sólo un ejemplo: mientras en Inglaterra la enseñanza de la programación es obligatoria desde los seis años, en España sólo hay una asignatura en la Enseñanza Secundaria Obligatoria y, además, es optativa.

Y lo peor de este panorama es que no se observa en las administraciones públicas ni un atisbo de interés para cambiar esta situación. A la política sólo le interesa la educación para adoctrinar y le es indiferente que el sistema educativo sea una factoría de desempleados. Y cuando algún político intenta plantear soluciones, como es el caso del consejero de Educación de Andalucía, Javier Imbroda, que está en esto sólo por vocación, se encuentra con una estructura política, educativa, docente y sindical que impide el más mínimo movimiento. Eso es así, guste leerlo o no.

Publicidad

Evidentemente que hay excepciones, que hay profesores que se comportan como auténticos héroes, pero el sistema, utilizando un símil informático, está corrupto, bloqueado. La escuela es inmovilista y la universidad, un dinosaurio fuera de su tiempo. E insisto, con muchas y agradables excepciones. Y otro ejemplo: si un premio Nobel quisiera venir a investigar a una universidad andaluza el sistema lo impide por ley. Todo un alarde de atracción de talento.

La formación necesita una transformación radical y disruptiva hasta darle la vuelta como un calcetín; requiere adaptarse y amoldarse a un mercado laboral digital y cambiante que permita enfocar al alumno hacia el empleo; precisa atraer talento para contar con los mejores, y debería tener una vocación de excelencia, agilidad y adaptación.

Publicidad

Hay muchos maestros y profesores con una vocación excepcional, pero que deben luchar permanentemente contra un sistema que adocena y pone siempre al alumno en el último lugar de las prioridades. También hay un magma en el mundo universitario que pide a gritos un cambio profundo y que siente frustración al no poder resistirse a la inercia de un sistema elefantiásico.

Vivimos en una etapa de oportunidades y sería tristísimo, y diría que irresponsable hacia las generaciones más jóvenes, que fuésemos incapaces de adaptar la formación a las exigencias del nuevo mercado laboral. Y quizá es la hora de rebelarse porque, de lo contrario, la brecha educativa y social seguirá agrandándose. El futuro de Andalucía pasa por la formación y ya es hora de que todos nos pongamos manos a la obra.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad