Imagen de las elecciones catalanas del 14 de febrero. Sur

Próxima estación: Andalucía

Mirada periférica ·

Tras los comicios catalanes de la semana pasada, no habrá nuevas convocatorias a las urnas hasta las elecciones autonómicas andaluzas del año próximo

Domingo, 21 de febrero 2021, 00:19

Después de las elecciones autonómicas en Cataluña de la semana pasada, el tren electoral ya tiene siguiente estación de destino. Salvo una eventual repetición catalana o algún adelanto inesperado, la próxima vez que se vuelvan a abrir las urnas en España será para elegir a ... los miembros de la XII legislatura del Parlamento de Andalucía y con él a un nuevo gobierno de la Junta.

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A diferencia del último periodo electoral en España, en el que en apenas once meses los andaluces fueron convocados a votar en cuatro ocasiones (las autonómicas de diciembre de 2018, las generales de abril de 2019, las municipales del mes siguiente y las generales de noviembre del mismo año), el camino ahora está ausente de llamamientos a las urnas. Un panorama expedito que permitirá a los partidos diseñar estrategias sin urgencias, pero también sin referencias concretas, más allá de las demoscópicas, que permitan advertir errores, ajustar tácticas y corregir rumbos.

El camino hacia las urnas es aún largo. Cuando se celebren las elecciones autonómicas la última referencia electoral más reciente será la de los comicios catalanes del domingo pasado y por eso los partidos andaluces han analizado con especial atención, y en algunos casos con preocupación, las principales conclusiones que se pudieron obtener de esas elecciones. Las realidades políticas de Andalucía y Cataluña no pueden ser más diferentes, pero durante la semana que acaba de terminar en los partidos no dejó de analizarse el éxito relativo de la 'operación Illa', la debacle del PP y de Ciudadanos, la fortaleza exhibida por Vox o el estancamiento de la franquicia catalana de Podemos.

¿Pueden extrapolarse algunas de estas circunstancias a lo que podría suceder en Andalucía el año próximo? En todas las formaciones se ha partido de una base evidente: la política catalana pivota sobre un eje muy distinto al izquierda-derecha que determina la mayor parte de las realidades políticas no sólo españolas sino también europeas. Sin embargo, hay algunos elementos que sí han comenzado a tomarse como referencia para el análisis.

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En el PSOE, donde desde hace algún tiempo casi todo se mira en clave interna, los partidarios de una renovación en el liderazgo han visto en la operación diseñada desde Moncloa con el reemplazo de Miquel Iceta por Salvador Illa un antecedente de lo que en su opinión debería aplicarse también en Andalucía. Fuentes cercanas a Ferraz señalan la necesidad no sólo de cambiar de caras, relevando a Susana Díaz, sino también de estrategia. Apuntan a un perfil moderado capaz de atraer a la base electoral de Ciudadanos, tal y como sucedió en Cataluña.

Para el sector oficialista del PSOE de Andalucía, esa posición parte de un análisis equivocado. En primer lugar porque Iceta venía de dejar relegado a los socialistas en el cuarto lugar en las elecciones, y también porque consideran que no hay un perfil similar al del exministro de Sanidad que puede ser cartel electoral en en esta comunidad autónoma. ¿Quién es el Iceta andaluz?, se preguntan. Pero su discrepancia, más allá del relevante tema de la candidatura, se asienta sobre todo en un diagnóstico diametralmente opuesto. Según su análisis, cuando perdieron el gobierno en las elecciones de 2018 no fue por una fuga de votos socialistas hacia Ciudadanos, sino porque los suyos se quedaron en casa. En su opinión, si el partido naranja pierde votos será porque vuelven al PP, se pasan a Vox o se quedan en la abstención, ya que el trasvase entre los bloques políticos de la izquierda y la derecha suelen ser mínimo. Por eso, sostienen, el objetivo debe ser quitar de la abstención a los votantes de izquierdas, lo que no se conseguirá moderando el mensaje. Entienden que para este objetivo cuentan con una circunstancia que puede operar como una aliada involuntaria: el auge de Vox, que puede operar como incentivador del voto de izquierdas.

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En el espacio situado a la izquierda del PSOE, las aguas siguen bajando revueltas aunque ya más claras. Podemos e Izquierda Unida, que acudieron a las elecciones de 2018 bajo el nombre Adelante Andalucía, han decidido enterrar ese proyecto político, cuyo fracaso ha tenido en la expulsión de los diputados del sector de Anticapitalistas, liderado por Teresa Rodríguez, su episodio más sonado. Ambas organizaciones han optado por comenzar a trabajar bajo la denominación Unidas Podemos por Andalucía, nombre que se presentará oficialmente la próxima semana, aunque darán guerra en los tribunales para impedir que Rodríguez y los suyos, que preparan una alternativa andalucista de izquierdas, puedan darle continuidad en las elecciones a la marca con la que ambas formaciones acudieron a las urnas en 2018. Esta división del voto a la izquierda del PSOE, entienden, puede ser letal para las aspiraciones de todo el espacio de izquierdas de desalojar al PP y Ciudadanos del poder.

En el PSOE no sólo hay diferencias en torno a la candidatura, sino también sobre la estrategia a seguir

Los partidos del Gobierno andaluz confían en el rédito electoral de su gestión al frente de la Junta

Mientras Vox mira con satisfacción la consolidación de su proyecto y el crecimiento electoral que ha permitido su entrada en el Parlamento de Cataluña, en los partidos que integran el Gobierno andaluz se ocupan de repetir una y otra vez que la realidad electoral catalana no tiene comparación alguna con la andaluza. No hay dato alguno, aseguran, que permita vaticinar un descalabro como el que padecieron el domingo pasado en las elecciones a la Generalitat.

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Por el contrario, se muestran convencidos, con el respaldo de los sondeos, que la gestión de gobierno les da réditos, no sólo al Partido Popular con la consolidación de Juanma Moreno como líder más valorado, sino también a Ciudadanos, al que ven capaz de resistir en Andalucía el hundimiento que viene sufriendo desde las últimas elecciones generales.

Su objetivo, de aquí a las elecciones, será 'encapsular' la labor del gobierno, mantenerla al margen de los vaivenes políticos y no mostrar las fisuras entre una partido y otro que sí se aprecian entre las fuerzas que integran el Ejecutivo de Pedro Sánchez.

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Están convencidos de que Vox mejorará resultados, aunque no tanto como para adelantar al PP, y que no habrá manera posible de que el bloque de izquierdas sume más respaldo parlamentario que el de izquierdas.

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