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El sector turístico encara el primer examen del año. La Semana Santa es tradicionalmente el mejor termómetro para la temporada de verano y a tenor ... de las previsiones que manejan desde los hoteles, viviendas turísticas, casas rurales, agencias de viajes, hosteleros y chiringuitos todo apunta a que parten con buena nota. Llegar al sobresaliente va a depender del tiempo, que ya en 2024 pasó factura, y del comportamiento de los turistas españoles, en los que los propios andaluces son mayoría. El tirón internacional está garantizado. Prueba de ello es que los vuelos con conexiones fuera del país para esta Semana Santa superan el global de operaciones que se registraron el pasado año en estas jornadas. Las cifras de Aena señalan que el 80% de los casi 5.900 aterrizajes y despegues previstos en el aeropuerto de la Costa del Sol tienen como destino o procedencia mercados extranjeros.
Precisamente es esta mayor presión de viajeros internacionales dispuestos a pagar los cada vez más altos precios del alojamiento, la restauración y el ocio un elemento clave que juega a favor de ese constante enfriamiento de la demanda nacional por una menor disponibilidad de gasto y por unas tarifas que para el mercado español parecen haber tocado techo. Los extranjeros, por caros que se hayan puesto los hoteles o las viviendas turísticas, siguen considerando que son más baratos que en sus países. De ahí que se mantenga la escalada de precios. Los empresarios saben que tienen asegurada la demanda extranjera aunque el turismo español se resienta. Es la ley de la oferta y la demanda.
La duda es hasta cuándo se podrá estirar esta subida y qué impacto puede tener el cada vez mayor retraimiento del viajero nacional, que en estas primeras vacaciones del año ha sido siempre protagonista. El sector lo tiene claro. Los costes siguen subiendo y las tarifas seguirán en ascenso, pero eso sí, a un ritmo inferior al de estos últimos años. Los profesionales son conscientes de la importancia del mercado nacional y de que hay que ser comedidos para evitar que la avaricia rompa el saco. Otro aspecto que se pondrá a prueba esta Semana Santa es el personal. Las dificultades para encontrar profesionales son el principal caballo de batalla al que se enfrenta esta industria. Son miles los contratos que se han realizado para estar preparados para esta primera avalancha de turistas del año. La duda es si se estará a la altura en otro de los elementos vitales: el servicio. El turista es cada vez más exigente y hay que dar la talla. Calidad y precio marcarán la diferencia, comienza el examen.
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