Preprimavera

Estampita del Español. La cosa es que nos había citado Summers a comer y por allí andaban Solano Franco, Garabito, Chapu, Argudo y también Pepe Albert de Paco. Me hacía barcelonés de Madrid, y le saqué el DNI de Pedregalejo. Entonces, en un movimiento reflejo, me regaló un abono del Espanyol de Barcelona. Los 'periquitos' son así: generosos hasta en las habitaciones últimas del alma. Aquí tengo su abono, en esa colección mía de equipos constitucionalistas. En Cornellá-El Prat, en el minuto 17 y 14 segundos, no hay orcos. Y se agradece.

Petanca. Me mandan a un reportaje sobre petanca a un pueblo que tuvo/tiene universidad. Campeonato regional y demás. La gente mira al reportero y al fotógrafo con curiosidad inopinada. Es un hobby que aquí llevaba gritos de pasión como en un frontón de Hernani. Boina y pasión. Los bolos. Me acuerdo de la bolera que había por las alturas de Eugenio Gross, mi abuelo compraba patatas en la churrería, y a los diez minutos ya andábamos cansados en ese territorio Soler de 'El Camino de los ingleses'.

Putin. Autócrata que baila con osos, en el fondo Putin le está sacando las vergüenzas a Occidente. Igual en su pensamiento está lo de anexionarse la Costa del Sol, lo cual me acojonaría a base de bien.

La tercera. Dice el Gobierno regional que pasa por el paralelo 40 que me pusieron el tercer pinchazo de dos posibles. Lo cual, siendo un yerro matemático de tres pares, no tiene parangón con los efectos de la tercera vacuna: el brazo tonto, mocos por cuenta y el cerebro líquido. Soñé con el Espigón, eso sí, que mi mente es sabia y en los instantes más oscuros me lleva a mi Paraíso secreto. Dolió, rabié, y así se lo conté al gran Riki Rivera mientras le hacíamos un homenaje a Juan Carlos Aragón. Un día azul en la Meseta. Abiertos a los vientos. Ambos sabíamos, uno malagueño y otro gaditano, que en España entraba la primavera. Hasta un almendro florecido vimos. Llamé a Adriana y 'la pedi' matrimonio.