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Empezamos a parecer un concurso o un corral de comedias. Hasta ahora pírricamente Sánchez se va colando, por los pelos, y cediendo en lo que sea, sin más límites que la velocidad de la luz... En las elecciones vascas -que se 'juegan hoy'- puede volver ... a pasar. Si PNV gana y Sánchez obtiene número suficiente para sumar, si les dan las cuentas, todo seguirá a adelante. Ahora bien, ante una victoria de Bildu, una coalición de los de Sabino Arana con el inquilino de Moncloa, escamoteando la presidencia a los filoetarras, puede disgustarles y se ignoran las consecuencias. El asunto es que la triste mayoría de la investidura está cogida con alfileres y que para su continuidad hace falta que sigan dándose las ajustadísimas circunstancias de costumbre, hasta las casuales. Que el PSOE pacte con Bildu es una opción, de hecho, este tipo de alianza es hoy una realidad empírica -miren el Congreso y Pamplona-, pero cabe suponer que ello haría romper al PNV con Sánchez. Lo que ignoramos es si Bildu podría reaccionar, en su caso, de la misma manera, probablemente no. Tampoco puede descartarse la formación de una mayoría PNV-Sánchez-Bildu, si hace falta, pero ello requiere un PNV ganador, un PSOE con un muy mal resultado y ganas.
De momento, Otxandiano -no exactamente por su carisma político y personal- ha capitaneado encuestas y sondeos. Ello ha preocupado mucho a los fabricantes de ideas de Moncloa y la han emprendido contra 'ETA era un grupo armado', arrumbando temporalmente la idea-fuerza de 'ETA no existe', que sirve para otras cosas. A pesar de todo, y con todo, el PNV tiene todas las posibilidades para ganar, por muy cerca que quede Bildu, y la sonrisa llegaría a los entornos gubernamentales si con los escaños del PSOE hay mayoría absoluta vasca.
La rueda no para, en tanto se ajusta Ajuriaenea, Bolaños ha anunciado una inminente, profunda y sospechosa reforma de la Justicia. En ella, qué duda cabe, estará el cambio del modelo de instrucción, que pasaría a ser responsabilidad de los fiscales. Algo inadmisible, mientras la Fiscalía siga siendo jerárquica y no se garantice su independencia, pues la instrucción pasaría a las manos del Ejecutivo. En cualquier caso, se necesita mucha desfachatez para emprender cambios de tanto calado a manos de una mayoría más que exigua, garantía sólo de polarización social. Sólo la falta de escrúpulos puede explicar los propósitos y los medios que planean y usan estos desahogados protagonistas. Un proyecto político necesita medios materiales para ser llevado a cabo y debe y puede negociar y transaccionar, pero siempre sin perder de vista que la causa principal e irrenunciable es la de la propia nación, no la del propio proyecto y sus integrantes. Jurar o prometer las Constitución con lealtad y así cumplirlo pasa por llevar y mantener una conducta en la que nunca se confundan la propia conveniencia y el interés general. Retorcer leyes, principios y argumentos, no es un derroche de imaginación, sino una gran inmoralidad. Las elecciones de hoy todo lo pueden cambiar. Pradales, Otxandiano, Andueza o Javier de Andrés. Todos -o cada uno- pueden dar la sorpresa.
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