En una clase de la Universidad de Málaga repleta de futuros periodistas me preguntaron sobre el papel de la prensa y si consideraba que sufría cierto desprestigio entre la ciudadanía. Mi respuesta fue contundente: el periodismo tiene un gran futuro por delante porque es necesario e imprescindible en cualquier sociedad democrática.
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Y añadí: «Pensad en los 20 casos más graves de corrupción que se hayan conocido en este país. Pues todos ellos, sin excepción, han sido destapados por la prensa». Con ello quise rearfirmar que la prensa está cumpliendo con su compromiso con la verdad y con el control del poder. Todos esos casos de corrupción a los que aludí afectan a los partidos políticos de todo el espectro ideológico, a la banca, a la Casa Real, al mundo empresarial, policial y judicial. Podemos afirmar que, como sector, los periodistas ayudan a que este país sea un poco mejor.
Y por supuesto que la prensa ha cometido y comete muchos errores por los que paga con su valor más preciado: la credibilidad y la confianza. También hay ejemplos de mala praxis y, por qué no decirlo, de corrupción y también de extorsión. Pero de la misma forma creo que esos casos están claramente identificados y que la ciudadanía diferencia la buena de la mala prensa. Y tengo el convencimiento de que los lectores no sólo reconocen el valor de un periodismo sino que respaldan a los medios en su papel del guardianes frente a los atropellos del poder.
Hoy el mundo está amenazado por la confusión, por las noticias falsas y por un modelo de comunicación y propaganda que trata de confundir. El papel de los medios también es aportar contexto e información entre tanto ruido y ofrecer herramientas a los lectores para que puedan defenderse de la desinformación.
Los periódicos no somos infalibles, pero sí tenemos en nuestro ADNla búsqueda de la verdad, aunque ésta nunca sea absoluta.
La sociedad necesita una prensa libre e independiente, pero aun más necesita lectores comprometidos y dispuestos a respaldar con su lectura diaria el ejercicio de un periodismo honesto.
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Por eso en SUR estamos convencidos de nuestro papel en la sociedad, de nuestro contrato tácito con los lectores para convertirnos en el muro de contención de los atropellos del poder, por ser aliados de los más desfavorecidos y por mirar al frente sin pensar en las consecuencias. Esos mismos alumnos me preguntaron si existen presiones y, con la misma naturalidad, les respondí que los periódicos soportan presiones desde que nacieron en las Cortes de Cádiz y que precisamente nuestra misión es zafarnos de ella, combatirlas y superarlas con el convencimiento de que no hay arma más poderosa que la confianza y respaldo de nuestros lectores.
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