Políticos cobardes

España va a recibir un buen pellizco de las ayudas europeas y a lo mejor no estamos a la altura. Mientras en Bruselas reparten pan, en el Congreso reparten tortas. Pablo Iglesias, vicepresidente segundo, acusa a Vox de ser un partido «golpista cobarde» y Cayetana Álvarez de Toledo, portavoz del PP, acusa a Pablo Iglesias de ser hijo de terrorista, después de que Iglesias se regodease en la condición de marquesa de ella. Alberto Núñez Feijoo critica a Álvarez de Toledo por perder los papeles y José María Aznar defiende la actuación de Álvarez de Toledo y acusa a Iglesias de haber rendido homenaje a ETA. Rufián llamó cobarde a Iglesias por conversar entre risas con Espinosa de los Monteros y ayer un hombre en Málaga apuñaló a un vecino que le había mojado la ropa tendida. El ambiente está caldeado y los miembros del Gobierno y de la oposición deberían medir sus palabras. ¿Ser marquesa o ser hijo de un miembro de la FRAP imposibilita para el debate? ¿Debe usarse ese origen o condición en un debate entre personas inteligentes con media España mirando y, a veces, azuzando, y otras siendo azuzada? ¿Todo un vicepresidente y toda una ministra pueden dar a entender que quizá alguien se plantee un golpe?

Andamos todos muy machotes y encima desde el lunes podremos andar de quince en quince, pero la tercera España, aunque seamos poco ruidosos, somos muchos más y exigimos debates civilizados. No todo está tan mal, si llevamos casi dos días sin que ningún Guardia Civil dimita o sea cesado. Si se ha aprobado el Ingreso Mínimo Vital que va a ayudar a muchas familias sin ningún ingreso. Visualizo mis amplias fuentes de ingresos y me imagino que se cortan dichas fuentes; es un buen ejercicio. Claro, es cierto que también visualizo a un vecino mojando mi ropa tendida y me entran ganas de gritarle cobarde. Lo del cuchillo ya no. Siempre hay un límite y da miedo pensar dónde lo tienen unos cuantos, por eso mejor calmarnos todos. El que apuñaló al vecino es posible que no hubiera degollado a los hijos de éste, por buscar un límite (más) extremo, pero así se entiende. Creo que todavía hay una cuarta España, que es la que apuñala a vecinos y que, como los de la tercera, irán a la playa a partir del lunes, que empieza la segunda. Pobres vigilantes de la playa, con su salario digno y lo que les queda por pasar. Esto está lleno de Españas y así no hay quien viva. ¿Por qué nos cuesta tanto adaptarnos a los malos tiempos? ¿En la cafetería del Congreso aún no sirven tila? Dejad de debatir sin formas, cobardes. Somos tontos, pero no tanto. O igual sí.