Sr. García .
Carta del director

La política de lo posible

Hay cierta obsesión en que todos los proyectos y actuaciones sean grandiosos, olvidando que a veces es mucho más importante ser prácticos, porque de lo que se trata es de mejorar la vida de los ciudadanos

Manolo Castillo

Málaga

Domingo, 9 de marzo 2025, 00:01

Nadie duda de que uno de los proyectos con más rentabilidad por su impacto socioeconómico en la provincia de Málaga ha sido el Caminito del ... Rey, cuya puesta en marcha ha permitido desde su inauguración, hace ahora por cierto diez años, dinamizar la actividad turística y económica de Ardales, Álora, Antequera y todo su entorno. Es un buen ejemplo de lo que podemos denominar la 'política de lo posible', que no es más que gestionar con el foco puesto en la eficacia y no tanto en la grandilocuencia. Elías Bendodo, en su etapa de presidente de la Diputación Provincial, captó la importancia de esta forma de pensar y la puso en práctica. De tal forma que la pasarela por el desfiladero de los Gaitanes, la Gran Senda y la Senda Litoral y la marca Sabor a Málaga se convirtieron en los estandartes de su paso por el ente supramunicipal y en pilares indiscutibles de su gestión.

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¿Y qué es lo más llamativo? Pues que todas ellas son actuaciones con inversiones bastante modestas pero que se han convertido en tractoras del desarrollo económico y también han servido para el disfrute de los ciudadanos. Es decir, la rentabilidad social y económica es muy alta.

De hecho, Francis Salado sigue adelante con esas ideas y va a mejorar el Caminito del Rey, con el puente colgante mas grande de Europa, con el puente del Saltillo –conocido como el Caminito del Rey de la Axarquía– y con mejoras en la Gran Senda y el proyecto de la senda submarina.

La rehabilitación de la pasarela estuvo en un cajón durante muchos años porque el proyecto era muy costoso y desde la Diputación optaron por algo más sencillo, más barato y, a la vista está, más eficaz. Se trataba, ni más ni menos, de ser prácticos.

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Es evidente que un aeropuerto, una estación de tren, una línea de alta velocidad o una autopista tienen un efecto muy superior, pero no estamos hablando hoy de este tipo de infraestructuras.

¿Y por qué viene todo esto a cuento? Pues porque Málaga está enredada en una serie de proyectos que, por esa grandiosidad antes aludida, permanecen varados a espera de financiación. Alguien podría decir que las cosas hay que hacerlas a lo grande, pero también se le podría responder que lo importante, al fin y al cabo, es hacerlas.

Tanto el auditorio en la explanada de San Andrés como la remodelación de La Rosaleda van ya por un presupuesto de más de 200 millones de euros y la realidad es bastante tozuda: en ambos casos es necesaria la financiación privada y los equipos del Ayuntamiento están teniendo muchos problemas para encontrarla. No es fácil, por no decir imposible, encontrar esas compañías dispuesta a invertir varias decenas de millones de euros.

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Quizá sería un gesto de pragmatismo adaptarse a las circunstancias y recurrir a esa 'política de lo posible'. Más vale tener un buen auditorio que no tener un gran auditorio.

Además, sería sensato preguntarse qué tipo de instalación necesita Málaga para ese espacio: un auditorio para la orquesta filarmónica o un espacio multiusos. O, en el caso de La Rosaleda, pensar que, teniendo en cuenta los problemas de ruido del Bernabéu a la hora de organizar conciertos, quizá no sea lo mejor tener un megaestadio en el corazón de un barrio urbano como el de Martiricos y La Palmilla.

A veces menos es más y más vale tener un buen auditorio que no tener un gran auditorio

Pensar en una nueva Rosaleda en otros terrenos y en la utilización del espacio actual para viviendas –que además financiarían el nuevo estadio– no parece descabellado, más allá de que habría que renunciar a ser sede del Mundial. La cuestión es que uno no puede encabezonarse y mucho menos ser preso de las prisas o los miedos al qué dirán.

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El Ayuntamiento de Málaga, la Junta de Andalucía y la Diputación Provincial tienen ante sí una decisión trascendental: ¿qué estadio de fútbol necesitan Málaga y el Málaga C. F.? Y la respuesta no puede estar marcada por tres o cuatro partidos de un Mundial de Fútbol. Las tres administraciones y sus responsables deberían ser valientes y asumir esta realidad. Y no sólo en el caso de La Rosaleda sino también en el del propio auditorio. Es muy difícil alcanzar el equilibro y, sobre todo, decidir hasta dónde llegar sin quedarse corto, pero al mismo tiempo hay que tener presente el riesgo de quedarse con nada. Málaga puede quedarse sin el auditorio y con un estadio de fútbol que no termine de convencer pero que ya sea para siempre.

Se echa en falta, al fin y al cabo, esa 'política de lo posible', esos proyectos que transforman los espacios, que nos hacen más felices. Porque los ciudadanos tampoco somos tan exigentes, nos basta un buen paseo, un espacio donde conectar con la naturaleza, un lugar donde hacer deporte, donde tomar el sol, donde disfrutar de la vida.

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No son tiempos sencillos para la planificación de las ciudades y espacios urbanos –y más aún por la presión del problema de la vivienda–, pero quizá conviene repensar algunas cosas y recuperar la sencillez y el pragmatismo como una forma inteligente de hacer posible lo que nos podía parecer imposible.

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