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Cuando el ministro Alberto Garzón se posiciona sobre materias relativas al consumo de alimentos (algo propio de su ministerio) la polémica está servida. Pero no con la serenidad y altura argumental deseable en temas tan sensibles para la salud y la economía, sino al grito ... de «a cuchillo» y donde la «selección» interesada de las declaraciones del ministro, las medias verdades y las mentiras campan a sus anchas, sin que las explicaciones de Garzón ayuden a encauzar un debate donde los consensos son más frecuentes que lo que la bronca política parece desmentir. Al igual que pasó con las declaraciones del sr. Garzón de hace unos meses sobre la necesidad de reducir el consumo de carne (la posición de la Organización Mundial de la Salud), lo que ha dicho ahora no es nuevo, y además en gran parte es razonable, pero no ha sido afortunado en su exposición.

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diariosur Polémica servida