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Hay personas que creen que intentar educar a su hijo lo mejor posible es una garantía de que salga bien. Pues, spoiler, no es así: ... se puede ser un buen padre y que tus hijos no sean como habías planeado. Hay hermanos criados en la misma familia y en el mismo ambiente que son completamente distintos. Lo que sí es cierto es que no preocuparse por su educación o dejarla en manos de otros aumenta las probabilidades de que las cosas vayan mal. Ocurre como con las enfermedades: llevar una vida saludable disminuye el riesgo de sufrirlas, pero no es una garantía, interviene también el factor suerte. Pues tener un hijo tiene una parte de lotería. Si reflexionáramos sobre todo lo que puede salir mal no los tendríamos, así que para tomar la decisión hay que tirarse a la piscina. Encima, los niños vienen sin libro de instrucciones. En un mundo en el que hay cursos para todo, a ser padre se aprende con el ejemplo vivido en casa, por intuición y cogiendo cosas de aquí y de allá.
Cada vez hay más casos de menores violentos, pero nos consolamos pensando que es algo que les pasa a otros, pero que a nuestros hijos nunca les va a ocurrir.
En la serie de Netflix 'Adolescencia,' Jamie Miller, un chico británico de 13 años es acusado del asesinato de una compañera de su escuela. Lo que de verdad da escalofríos es que podría ser el hijo de cualquiera. Los Miller son una familia media, de clase obrera, con unos padres preocupados por sus hijos y un niño cuya actitud no hace pensar ni a su entorno ni a los espectadores que vaya a hacer nada terrible. Claro, que el contexto de Jamie incluye relaciones tóxicas, la normalización de discursos peligrosos que circulan en redes sociales y han calado entre los chicos, el creciente poder de los 'incels' (hombres que reivindican su derecho al sexo que las mujeres les niegan) y los riesgos de considerar la 'machosfera' como una ridiculez inofensiva.
Hay un libro de Jaume Funes enfocado a educar en momentos difíciles de la adolescencia que se titula 'Quiéreme cuando menos me lo merezca… porque es cuando más lo necesito: una guía para padres y maestros de adolescentes'. No se me ocurre otra manera de abordar las dificultades. El propio Funes explicaba en una entrevista cómo es la relación con adolescentes: «Cuando te acercas demasiado te dan un soplamocos y bufan, pero si te alejas te dicen que ya no les quieres». Pues hay que seguir ahí, aunque bufen y aunque duela, porque de ser padre no se dimite.
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